A veces, los niños pequeños se inventan un amigo imaginario al que le atribuyen bondades de las que ellos carecen, así como la capacidad de decir lo que les gustaría oír.
Pero en ocasiones, dicen que este compañero se vuelve malo y estropea cosas o los persigue queriéndoles hacer daño. Ante esta situación, es normal que los padres experimenten cierta preocupación.
Pero aquí les traemos algunos consejitos para enfrentar esta situación:
• Los padres no tenemos que asustarnos por este tipo de inventos, pero es conveniente preguntarle al pequeño cuándo aparecen e investigar qué características tiene su amigo imaginario.
• En el momento en el que el niño crea esta fantasía, está intentando probablemente negar en la realidad algo que le produce estrés o mucha insatisfacción. Lo más habitual es que un buen día este amigo desaparezca.
• Si el amigo imaginario ataca o le hace daño al pequeño, es porque el niño se siente amenazado por impulsos propios que censura y le parecen dañinos.
• El niño necesita que se le señalen las cosas buenas que hace, y si el amigo imaginario comienza a darle miedo, es preciso traerle al mundo real donde nos tiene a nosotros, que somos las personas más indicadas que le podemos ayudar.
• Aunque podemos involucrarnos, nunca debemos asumir el control de sus juegos.