Se ha hablado mucho de que hay que arreglar el sistema de transporte, la salud, la educación y mejorar la seguridad, lo que implica poner "en cintura" a los buseros, los médicos y a los educadores, todos metidos en la misma bolsa con los maleantes.
Nadie sabe por dónde comenzar, si por la salud, por la educación, o los transportistas. Bueno, aquí en esta columna les tenemos una buena idea: comiencen por los partidos políticos, porque todo arranca por ahí.
Ahora mismo, mientras usted lee estas líneas, políticos y politiqueros tanto de gobierno como de oposición están en un proceso de "negociaciación" de lo que será la repartición del pastel de puestos políticos.
Se trata de un puñado de elitistas de los partidos que se creen "la mamá de Tarzán", y que piensan que se merecen el puesto y el salario que les da la gana, simplemente por ser "fulano de tal".
Desde ministerios y direcciones de entidades públicas, hasta jefaturas de departamentos, todos son cargos repartidos en base a créditos políticos o familiares. ¿Experiencia? ¿Capacidad? ¡Por favor, no sean tan ingenuos!
Hasta el sol de hoy, los partidos le han dedicado casi cero tiempo y palabras a explicarle a la población sus planes de gobierno y sus estrategias para atacar los principales problemas de la sociedad.
A los ojos de los politiqueros rebuscones que lideran las roscas en los partidos políticos, cosas como esas no son importantes.
Primero, hay que asegurarse un puesto de rango con un jugoso salario. Después, cuando estén "montandos en el potro", y hayan acomodado a todas sus fichas y queridas en puestos cercanos a él, preguntarán qué es lo que se hace en su puesto, y tratarán de improvisar soluciones.