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CUARTILLAS
Incomunicado
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Cuando pienso en la difícil labor de gobernar, recuerdo la novela de García Márquez, titulada El Otoño del Patriarca. Allí el escritor colombiano se refiere a un viejo dictador, a quien la "rosca" o cúpula que lo rodeaba lo engañaba presentándole una falsa realidad de lo que ocurría en el país. Cansado por los años y con sus facultades disminuidas, el viejo dictador era fácilmente engañado por sus inmediatos colaboradores. Ellos le pintaban un panorama color de rosa, cuando la realidad era lo contrario. Realmente, el patriarca de la novela de García Márquez estaba "incomunicado" con la realidad. Esa novela me recordó algo que leí hace muchos años sobre Rusia. Allá también lograron engañar a un Zar, a quien le decían sus asesores que la prosperidad estaba por todo el país, cuando en realidad había mucha pobreza, injusticia y descontento social. Incluso el engaño fue tan bien hecho, que construían ciudades "fachadas" (falsas), al camino del tren por donde pasaría el Zar. Entonces empleados públicos disfrazados de aldeanos, se apostaban fuera de las tablas que aparentaban ser sólidas paredes de modernas viviendas, para saludar y vitorear al Zar. El mandatario engañado creía que el pueblo lo quería mucho y estaba viviendo en buenas condiciones. Este hecho que aparece en novelas y relatos se da a veces en la realidad, en todos los países. El mandatario se rodea de amigos y copartidarios (incluso asesores técnicos para los asuntos fuera de su alcance mental y educativo). Y no siempre esa "rosca" o cúpula es sincera con el mandatario, pues teme que al decir la verdad, perderían los privilegios que tienen. Entonces ocurre el fenómeno de la incomunicación, aunque algunos piensen que en el mundo moderno de las comunicaciones, eso no puede ocurrir. Pero sucede que el mandatario no siempre tiene tiempo para escuchar radio, ver TV y leer periódicos. Por lo general se le entregan resúmenes de las noticias (y aquí puede "seleccionarse" el material y las palabras). Lo corriente es que quienes rodean al mandatario sean "portavoces" de lo que ocurre en el país. Sus interpretaciones a veces no son sinceras, porque, repito, pueden afectar la posición de la "rosca" que se beneficia de los privilegios del poder. Revisando la historia notaremos que el mismo Hitler fue víctima de esta incomunicación, a pesar de ser una persona de fuerte carácter. Además, sería conveniente agregar que a veces el mandatario sólo quiere escuchar lo bueno, porque no desea aceptar que no está gobernando bien. Hay seres humanos que se creen perfectos, la maravilla del planeta, los escogidos por Dios para cambiar el mundo. Por eso no aceptan que están gobernando mal... Esta triste realidad no debería ocurrir en el mundo actual. Si el mandatario tiene la inteligencia de buscar mecanismos para enterarse de la verdad, de la realidad, entonces podría desbaratar la conspiración manipuladora de la "rosca" que tiene a su lado. Le convendría a cualquier mandatario tener contactos con gente de todas las posiciones, y no solamente sus copartidarios y subalternos. Aquí juegan un papel muy importante los llamados "independientes", quienes por no pertenecer a ningún grupo de interés, pueden orientar mejor al mandatario.
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