ABRACADABRA
"El
machismo en el terreno político"
"Cuando
una mujer sospecha que es víctima del machismo, debe preguntarse:
Si yo fuera hombre, ¿me tratarían así?
Si yo fuera hombre, ¿me hablarían así?"

Carlos Guevara Mann
Colaborador
La mayoría
de las mujeres de mi generación aceptamos la norma cultural
que imponía el dominio de los hombres en todos los ámbitos,
menos en las relaciones madre-hijos y los quehaceres domésticos.
Por eso, aunque muchas surgimos por nuestro propio esfuerzo
en determinadas carreras, cuando se nos trataba injustamente
por ser del género femenino, no confrontamos la situación
de frente.
En mi caso, no fue sino hasta ya próxima a obtener
un doctorado en antropología cuando decidí confrontar
a quienes me trataban con menos respeto en el ámbito académico,
por ser mujer. Porque muchas veces la discriminación
o el abuso es muy sutil, encontré que el problema más
grande era detectar si efectivamente era víctima del machismo.
Como el machismo continúa imperando en Panamá
y por primera vez tendremos a una mujer en la presidencia, quiero
compartir con quienes leen este artículo y con Mireya
Moscoso, la táctica que aprendí.
Cuando una mujer sospecha que es víctima del machismo,
debe preguntarse: "Si yo fuera hombre, ¿me tratarían
así? Si yo fuera hombre, ¿me hablarían
así?"
Si la respuesta a estas preguntas es "no", Ud. puede
estar segura de que es víctima del machismo. En tal caso,
una táctica que da excelentes resultados es confrontar
de frente, pero privadamente, a la persona que está abusando
de Ud. porque es mujer, para decirle con firmeza: "Si yo
fuera hombre, Ud. no me trataría así. Si yo fuera
hombre, Ud. no me hablaría así. Por lo tanto,
su comportamiento es machista y no se lo voy a permitir."
A continuación daré un ejemplo para que se entienda
a lo que me refiero. Recientemente, el primer vicepresidente
electo, Arturo Vallarino, del partido MOLIRENA, se aventuró
en el escenario político con diversas acciones y declaraciones,
al parecer inconsultas.
No se trata de su viaje a Washington porque no se sabe si
éste fue autorizado o no por la presidenta electa. Se
trata de dos propuestas que presentó en la Asamblea Legislativa.
Una procuraba que él, como primer vicepresidente de la
República, presidiera las reuniones del Consejo Económico
Nacional (CENA). La otra establecía que empresas pudieran
ofrecer servicios de telefonía celular sin participar
en licitaciones públicas (El Siglo 12 de junio de 1999;
El Panamá América 12 de junio de 1999).
Las reacciones sumamente negativas que la segunda propuesta
causó obligaron a la presidenta electa a rechazar la
propuesta de Vallarino a través de sus voceros (La Prensa
16 de junio de 1999).
El vicepresidente electo respondió con declaraciones
que parecían ser un desafío. Según un diario
local, Vallarino dijo: ''nosotros aspiramos a que la presidenta
nos diga si cree conveniente que colaboremos con su gobierno''
(La Prensa 18 de junio de 1999).
Aunque las diferencias causadas por las acciones y declaraciones
de Arturo Vallarino fueron zanjadas casi de inmediato, mi opinión
en cuanto a las mismas es que, si la persona elegida para ser
presidente hubiera sigo hombre, Vallarino jamás se hubiera
atrevido a hacerlas.
Este incidente debe poner en alerta a toda la ciudadanía
contra las actitudes machistas que ahora estamos viendo y que
veremos a lo largo del quinquenio que empieza el primero de septiembre.
El machismo es inaceptable, no sólo porque ofende a
todas las mujeres panameñas, sino también porque
en el terreno político menoscaba la autoridad y el poder
del Organo Ejecutivo. No debemos permitir que quienes estén
animados por actitudes machistas traten de crear inestabilidad
y de sacar provecho personal por el simple hecho de que, para
iniciar el siglo veintiuno, los panameños eligieron a
una mujer para ocupar la posición de más responsabilidad
en la Nación.
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