CUARTILLAS
Cuatro

Milcíades A. Ortiz Jr.

Los niños madrugaron sin problemas porque estaban motivados por la celebración. Con sus uniformes recién planchados y oliendo a almidón de yuca, las caras lavadas y sonrientes, se dirigieron a su colegio a prisa, a pesar de que no era un día de clases.

Allí llegaron al sitio señalado y ocuparon sus posiciones sin chistar. Luego conversaron con los amiguitos, pero sin romper la fila. Esperaban ansiosos la orden de marchar, y sus pechos estaban llenos de felicidad por el acontecimiento.

La banda comenzó a repiquetear y pronto sonaron las cornetas llenando el ambiente con su estridente y melódico canto. La masa infantil comenzó a marchar marcando el paso. En la mente de muchos chiquillos se repetía "uno, dos", "uno, dos".

En las aceras, los padres de familia y familiares se agolpaban para ver pasar a sus muchachos, quienes con la cara seria hacían esfuerzos por no sonreír, ante la presencia de los parientes.

No era un desfile del Tres de Noviembre, ni de los otros días patrios, aunque se celebraba con igual (o mayor entusiasmo) por las calles de barrios populares y la ciudad capital panameña.

Se trataba de la celebración del Cuatro de Julio, el día de la independencia de Estados Unidos de Norteamérica. Y Panamá, que en esa época no se preocupaba mucho por aquello de la soberanía y derechos en el Canal, veía en los yanquis a sus aliados en la gran obra canalera.

Días antes, en las escuelas primarias y secundarias, los educadores habían confeccionado junto a sus alumnos, diversos murales alusivos a la fecha. Se destacaban aspectos notables de la vida republicana de la gran nación del norte, cuya historia tenía un lugar destacado en las enseñanzas que se impartían en las aulas de este pequeño país.

(Recuerdo que me tuve que memorizar el discurso de Gettysburg en mi clase de inglés, a pesar de que su significado estaba bastante alejado a nuestra realidad. Me enseñaron en Historia detalles de la Guerra que tuvo el Norte y el Sur para lograr la libertad de los esclavos, así como otros detalles relacionados con E.U.)

Al finalizar el desfile había un brindis, donde abundaban los "hot dog", hamburguesas y bebidas de colas, que eran consumidas sin remilgos por grandes y chicos.

Esto ocurría en los barrios de la ciudad de Panamá. En la llamada Zona del Canal los festejos eran en grande, con desfile de armamento, aviones a reacción, payasos, miles de soldados y numerosas banderas. Funcionarios panameños disfrutaban de la velada, pues era una obligación y un honor estar presentes en esta celebración.

¿Cómo han cambiado los tiempos! Ahora el cuatro de julio casi pasa inadvertido en Panamá, y es frecuente que nuestros altos funcionarios no asistan a los actos protocolares. Ya no hay la muchachada popular que se infiltraba en las bases buscando los "hot dog" y coca, así como el "pie de manzana" y limón.

Fantando menos de dos años para que nos entreguen el Canal, y estando en entredicho la continuación de la presencia militar de E.U. en Panamá, la nación del norte ha visto disminuir su influencia en la comunidad nacional. Durante la época final de la dictadura, Noriega (empleado por E.U. para espiar a su propio país) quiso que odiáramos a los norteamericanos. Su acercamiento a la Cuba comunista estuvo a punto de convertirnos en otro satélite soviético.

Hay que ir pensando en las nuevas relaciones que debemos mantener con los E.U., ahora que seremos una nación con el control pleno de su territorio y soberanía. No creo que sea positivo alentar el odio hacia una nación que ha cometido muchos errores en su política exterior, pero que es sin lugar a dudas la primera en desarrollo en todo el planeta.

Mientras los países comunistas de ayer buscan afanosamente el dólar, no podemos los panameños alejarnos de esta moneda, que ha permitido que el país tenga un alto nivel de vida, superior al de Centroamérica y algunas naciones del resto del continente.

Sin perder nuestra dignidad como nación, debemos ver en E.U. a un aliado y no un enemigo.

 

 

 

 

 

 



 

AYER GRAFICO
El Dr. Sergio González Ruíz en la campaña política de 1960.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, juego con la vida de los pasajeros.


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