Anteriormente había una muralla de cemento para que las personas no ingresaran al terreno que forma parte del colegio, sin embargo, esta cerca fue tumbada poco a poco por los residentes de la mencionada barriada y hoy en día entran y salen cuando quieren, incluso utilizan la cancha de juegos y un campo para jugar fútbol que está dentro del terreno del colegio.
“Hace unos días le pedí respetuosamente a los moradores de la barriada que no se acercaran al colegio y hasta vinieron unidades de la policía, pero luego otro día parece que vinieron de nuevo a jugar en el cuadro y fue cuando quebraron las lámparas de los talleres”, detalló.
El Director del Colegio aseguró que esta situación ya fue planteada a la Dirección Regional de Educación y se está solicitando el nombramiento de dos celadores para la institución y hay que pensar en poner una muralla que cierre el paso a las personas ajenas al IPT.
La falta de una cerca o valla de seguridad en la parte trasera del colegio, aunado a la denominada fiebre del hierro, se han constituido para el IPT de David en un constante dolor de cabeza, porque es un problema de nunca acabar y difícil de resolver sin la ayuda de las autoridades.