Los pequeños problemas son como diferentes buses que el individuo toma para llegar a un lugar llamado infidelidad.
En Panamá, como de seguro ocurre en otras tierras, los hombres se quejan de sus mujeres les exigen "demasiado" y les saturan de los problemas que tuvieron durante el día tuvieron con los hijos, con los vecinos, etc.. Les acosan con la "urgente" necesidad de dinero para pagar las deudas y para comprar esto y aquello. Además, descuidan su aspecto personal so pretexto de no poder arreglarse a sí mismas porque tienen que mantener en orden la casa.
Las mujeres, por su parte, se quejan que sus esposos han dejado de ser cariñosos. Ya no hay un detalle, una flor, las frases "te quiero", "te amo" son parte de la historia. Dicen que ellos dedican demasiado tiempo a su trabajo y cuando están en casa su única pasión es la televisión, son incomprensivos, jamás ayudan en las labores del hogar y solo se vuelven cariñosos cuando quieren ser "una sola carne".
El terreno sexual, se convierte en una mera rutina donde más de las veces se trata de satisfacer la necesidad fisiológica de él.
Bajo este ambiente, es fácil ser infiel, los amantes (hombres o mujeres) no exigen nada, solo ofrecen sexo, compañía y falsa comprensión, no comparten los problemas del día, ni los sueños, ni los planes, solo sexo.
La felicidad en el matrimonio es absolutamente posible. Pero para lograrlo no solo es un asunto de sentimientos, sino de voluntad, perseverancia, y hasta sacrificio personal, algo que muy pocos en estos días están dispuestos a hacer, a menos que no les quede de otra.
Si usted está pasando por problemas tontos con su pareja busque ayuda espiritual y
o profesional. No podemos dejar que lo más importante, que es la familia, se pierda por problemas menores.