INQUIETUDES
¡Despierta patria!
“La Patria son los viejos caminos retorcidos”.
Antonio Díaz
Un sentimiento secular gime en la garganta de la tierra por el dolor añejo que ha dejado la oligarquía y por el estigma que han marcado voluntades negativas que han hecho de la humillación popular un norte. ¡Despierta patria!, porque llega la hora en que brillará en el horizonte el sol de las reivindicaciones populares. Una aurora de redención en la que saldrán adalides que serán antorchas, luz y guía. Será como un rayo que parte el cristal del viento para extinguir la mala fe de los que nunca fueron dioses, pero que se creyeron predestinados. ¡Despierta patria!, para que veas enarbolar las banderas de liberación de esta tierra que es dueña de un destino superior. Una alborada de libertad luego de iluminarse las noches panameñas del siglo XXI con una energía soberana con la que soñaron los patricios que en la paz de los sepulcros duermen el sueño eterno con la convicción del deber patriótico cumplido. ¡Despierta patria!, por la tradición nacionalista y la convicción de que el vasallaje se fue para no volver. Pero aún están anclados los rasgos del colonialismo mental que hay que extirpar como un tumor maligno. ¡Despierta patria!, por los ciudadanos que forjaron esta nación y porque la sangre derramada de nuestro pueblo cimentara el prestigio de luchas heroicas inspiradas por Bolívar, el ungido de Marte, espejo de la libertad para los pueblos sojuzgados de la América Latina. ¡Despierta patria! de ese letargo tan profundo a que te tienen sometida las fuerzas regresivas, reacciona ante el engaño y la demagogia de gobernantes inescrupulosos que mancharon todos los ideales y pisotearon los valores éticos y morales. ¡Despierta patria! de tu dolor antiguo. Encarámate en un lucero del firmamento y titila dentro de la bóveda celestial, y proyecta tu luz también dentro de un mercado negro de estrellas. Despierta y aviva la llama, que como lámparas votivas se avivan en el corazón justiciero. ¡Despierta patria!, y por los cambios de tu destino inexorable motiva sentimientos de paz y prosperidad. Llama a la unidad de tu pueblo porque el sedante con que te han dormido puede traerte alucinaciones y las pesadillas que el tercer mundo no ha logrado extinguir. ¡Despierta patria!, y abogo porque ese sueño no sea en la mansión de la eterna realidad. No dejes que el cansancio se apodere de ti y haz valer los derechos de tu pueblo con tenacidad. ¡Despierta patria!, y destierra la opresión contra el débil. Procura un ambiente de fraternidad, en donde haya respeto e igualdad. ¡Despierta patria!, que hay una luz al final del túnel que nos conducirá por los caminos de la prosperidad anhelada. El oscurantismo de una época se extingue para dar paso a un amanecer de esperanza, que llena las expectativas de una comunidad que ya no será más golpeada. ¡Despierta patria!, al redoble del tambor del optimismo. Que la saloma del campesino sea un saludo a Dios y a la naturaleza, y no el llanto del hombre despojado. ¡Despierta patria! y despliega tus banderas de liberación nacional. El trópico te canta loas por lo que inspiró al poeta a decir “la patria es un terreno amoroso, cuya simiente oportuna abonara los frutos de una inmortal generación”. Por algo dijo Miró que Panamá es tan pequeña para llevarla dentro del corazón. Y es que resonaba en el aedo, toda la música como el mar en la “escondida senda del caracol”.
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