"Dictadura perfecta" de México, ¿en vísperas de su fin?
México DF
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Es posible que se acerque el fin de una era en México. Si el partido que ha logrado gobernar el país por más de siete décadas pierde en las elecciones generales de hoy domingo, México sufrirá una conmoción desde sus raíces. Desde su creación como consecuencia de la Revolución Mexicana, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha penetrado en los últimos 71 años cada nivel de la vida del país, desde el campesino hasta los grandes negocios, la iglesia y los medios de comunicación. El todopoderoso presidente en turno acostumbraba escoger a su sucesor cada seis años y gobernaba como un monarca absoluto. Las elecciones eran básicamente una farsa: había manipulación de votos, urnas rellenadas con boletas falsas y una serie de otras tácticas para garantizar siempre una victoria del PRI. Pero el sistema que alguna vez fue etiquetado como "la dictadura perfecta" por el escritor peruano Mario Vargas Llosa enfrentará uno de sus desafíos más duros en las elecciones presidenciales del domingo. El PRI, fundado en 1929, se ha visto obligado a dejar de tener un control total del poder en México, a medida que la oposición ha ganado fuerza en la última década. Este año, un ex presidente de Coca-Cola en México, Vicente Fox, quien compite por el conservador Partido Acción Nacional (PAN), tiene una buena oportunidad de vencer al candidato del PRI, Francisco Labastida. Además, un organismo electoral independiente dirige por primera vez una elección presidencial y los partidos tendrán menos espacio para cometer irregularidades. "EL PRI ES COMO UNA AMIBA" Una clave de la longevidad del PRI ha sido su versatilidad. "El PRI "es como una amiba, no tiene columna vertebral, se puede adaptar a cualquier forma", dijo a Reuters el analista político Lorenzo Meyer. El partido ha cambiado desde su faceta socialista bajo el presidente Lázaro Cárdenas (1934-40) a su cara capitalista y proestadounidense bajo el presidente Miguel Alemán (1946-52), afirmó Meyer. Muchas veces maquiavélica, la enorme y complicada maquinaria del partido unió a grupos ideológicamente opuestos mediante sobornos, favores y represión brutal para asegurar la supervivencia del sistema. "El sistema, esencialmente, dijo: 'Ustedes nos dejan gobernar y si ustedes necesitan algo razonable nosotros los ayudaremos pero a cambio usted debe votar por el PRI'", indic Roderic Camp, experto de asuntos de México en la Universidad Claremont McKenna de California. Los partidos de oposición fueron alentados e incluso fundados por el PRI para crear algo parecido con una democracia real, pero los aplastaba si se fortalecían demasiado. Los sindicatos obreros y los movimientos campesinos también eran organizados por el gobierno como una forma de prevenir la disidencia. Pero cualquier desafío real a la autoridad no era tolerado.Cuando estudiantes universitarios se manifestaron pacíficamente contra el gobierno en 1968, el ejército abrió fuego contra la muchedumbre, matando a unos 300. Pero, aún así, el PRI no podía ignorar las tendencias democráticas en todo el mundo, como el derribamiento del Muro de Berlín. La oposición real, en forma del PAN o del Partido de la Revolución Democrática (PRD), ha logrado arrebatarle cuotas de poder al PRI. Cuauhtémoc Cárdenas, fundador del PRD e hijo del ex presidente Lázaro Cárdenas, afirma haber ganado las elecciones de 1988, cuando tras una sospechosa falla el sistema computarizado de contabilización de votos el PRI obtuvo nuevamente la victoria. La oposición gobierna actualmente la Ciudad de México y 10 de 31 estados.También domina la cámara baja del Congreso, algo que fue inconcebible alguna vez, cuando el PRI "ganaba" cada asiento. FUERTE APOYO DE LAS BASES La máquina del PRI todavía tiene un fuerte apoyo entre obreros y campesinos, a quien regularmente les da regalos antes de las elecciones y los lleva en autobuses a los mitines. Muchos consideran al PRI y al estado como un solo ente, una idea que está reforzada porque el partido utiliza los mismos colores de la bandera nacional. Con representantes en cada esquina del territorio, su vasta burocracia podría cambiar de tres a cinco por ciento de los votos a través de la compra o coacción, estimó un analista político que pidió el anonimato. También es el único sistema que conoce la gran mayoría de los mexicanos. Parte del éxito del PRI ha sido su habilidad para volver a moldearse.El presidente Ernesto Zedillo abolió el año pasado la costumbre del "dedazo", en referencia a su capacidad metaconstitucional de elegir a su sucesor, y en su lugar instituyó elecciones primarias al estilo de Estados Unidos. Pero si el PRI pierde la presidencia, que ha sido su fuerza centrífuga, algunos creen que podría debilitarse e incluso desaparecer. "Es probable que el PRI sufra el mismo destino que los sistemas unipartidistas cuando pierden el poder...Se derrumban, caen, se desintegran.Es lo que pasó con el Partido Comunista de la Unión Soviética después de 1991", comentó el analista José Antonio Crespo. "Ellos perderían su eje fundamental de cohesión y unidad, que han sido la presidencia", agregó.
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