Los jefes de estado y de gobierno de la Unión Europea acordaron tomar medidas conjuntas para frenar la inmigración en la cumbre de Sevilla.
Empero, los líderes de los 15 países miembros no impondrán sanciones económicas a los países pobres que no cooperen con sus políticas inmigratorias.
Los representantes de Gran Bretaña, España y Alemania se vieron obligados a abandonar sus intenciones iniciales de endurecer la política inmigratoria de la Unión, ante la oposición de Francia y Suecia.
El texto conjunto insiste en que la Unión Europea debe buscar la colaboración de los países de origen de los inmigrantes ilegales.
El texto sugiere que se establecerán fuerzas policiales conjuntas de todos los países miembros en las fronteras externas.
España apoya una línea dura en la cuestión de la inmigración para tranquilizar los miedos de parte de la población de recibir un alud de inmigrantes.
Sin embargo, Francia cree que la retirada de ayuda a los países que la necesitan podría ser contraproducente.
Según datos estadísticos de la UE, sólo en el año 2001 llegaron más de un millón de personas a Europa Occidental. |