No conozco a lo largo del territorio nacional, ningún evento ferial que haya sido objeto de tantos conflictos internos en su patronato, con las consecuencias de mala imagen que ello provoca, que la Feria de La Chorrera.
Esta vez surgió nuevamente una agria polémica debido a la elección del patronato, donde resultaron reelectos los mismos directivos del período anterior.
Resulta que cuando la comunidad chorrerana espera que la Junta Directiva emerja ante la opinión pública y los medios de comunicación social con un informe financiero y logros claros convincentes, los "patronos" de la feria nos sorprenden con otro escándalo que parece cosa de nunca acabar.
Jamás he comprendido por qué una actividad comercial tan próspera, con un público cautivo, dueña de una infraestructura física anualmente, descuide a tal punto la buena imagen que debe proyectar ante el público visitante y los empresarios, elementales para seguir creciendo.
Si bien es cierto que la responsabilidad por los hechos que allí ocurran recae en los patronos y deben ser investigados, también vale la pena preguntarse: ¿En qué se invierten los recursos destinados a la propaganda y publicidad? ¿Qué clase de relaciones públicas maneja la feria que permite la proyección de una imagen tan negativa?.
La Comisión Nacional de Ferias del MIDA tiene que adoptar decisiones más enérgicas y evitar que todos los años se suscite este tipo de discordias que ponen en ridículo a uno de los eventos comerciales y recreativos más concurridos de la República entera. |