Mucho se habla de los beneficios del yogur, en los tratamientos de belleza, pero en cuestiones de alimentación este postre puede ser una buena opción.
Según Nereyda Culiolio, nutricionista, uno de los mayores beneficios es la protección de la flora intestinal, por medio de probióticos, que frecuentemente se recomienda después de un tratamiento con antibióticos. Este aditivo extra, ayuda a evitar problemas como la gastritis y neutralizar como pequeños patógenos como el Helicobacter pylori, que se puede encontrar en las ensaladas callejeras.
Pero, asegura la especialista, no es recomendable darle este tipo de alimentos a los niños menores de 5 años, al establecer que ellos tienen una flora intestinal aún virgen y puede causarles malestares estomacales.
Además, no se recomienda su consumo a las personas que tengan intolerancia a la lactosa, además de los individuos que sean alérgicos a alguna fruta.
Al ser un derivado de la leche es muy rico en calcio y debido a que contiene otros nutrientes es más fácil de absorber y ayuda a prevenir la osteoporosis, sobre todo en las mujeres. A nivel de digestión es el mejor aliado del aparato digestivo, porque protege contra la acidez natural del estómago, previene y controla infecciones, diarreas, estreñimiento y colitis.
Recientes estudios aseguran que puede reducir el riesgo de cáncer de mama y de colon, y sus microorganismos protegen o retardan la aparición de ciertos tumores.
Sus bacterias vivas, protegen contra infecciones y enfermedades de la piel y proporcionan energía porque contiene carbohidratos, proteínas, vitaminas A y B, ácido fólico y minerales (calcio, fósforo, potasio, magnesio, zinc y yodo).
Se recomienda el consumo de unos dos vasos de yogur al día y aunque no reemplace ninguno de los tres alimentos diarios, es un buen postre o merienda que ayuda a controlar infecciones bacteriales vaginales, el colesterol, bajar de peso y mejorar el aliento.