En los últimos meses altos cargos de los estamentos de seguridad han sido detenidos e investigados por sus presuntos nexos con actividades ilegales.
La lista incluye a un jefe de Narcóticos, un Comisionado de la Policía Nacional, integrantes de la PTJ procesados como sospechosos del crimen de un compañero, dos altos cargos del Servicio Marítimo a quienes se acusa de lavado de dinero y el jefe de Balística, detenido por entregar armas a delincuentes.
Son hechos alarmantes que demuestran que algo está sucediendo en las diversas instancias de la Fuerza Pública y de la PTJ, que conlleva a algunas unidades a delinquir.
Lo único saludable de todo esto es que al menos se investiga y se detiene a los presuntos sospechosos. Aunque algunas veces los casos no terminen en condena, al menos se conocen los pormenores y no se esconden bajo la alfombra.
Los integrantes de los cuerpos de seguridad deben mantener un desempeño rectilíneo y evitar caer en la tentación de la corrupción. No se puede exponer una carrera por la coima o el soborno al que están expuestos en el ejercicio de su cargo.
Asimismo se hace necesario que los mandos superiores apliquen controles necesarios para supervisar la labor de sus subalternos con auditorías esporádicas para detectar posibles fallas.