Italia ultima su puesta a punto para el duelo ante Nueva Zelanda el próximo domingo, con el sigilo impuesto por el seleccionador Marcelo Lippi, que ha establecido sesiones a puerta cerrada mientras se plantea dar entrada a Mauro Camoranesi desde el principio.
Reducido el margen de error para la campeona del mundo tras el empate ante Paraguay en el primer partido, Italia ha intensificado su atención para sacar adelante los dos compromisos venideros, el de Nueva Zelanda, primero, y el último del Grupo F, contra Eslovaquia.
Lippi, que tal y como sucedió el jueves y ocurrirá el domingo, ha establecido sus entrenamientos con las puertas sólo abiertas un cuarto de hora para los medios, impondrá, no obstante, pocas variantes para el choque en el Mbombela Stadium de Nelspruit.
A la obligada de Federico Marchetti en la portería, en lugar del lesionado Gianluigi Buffon, y a la espera de la recuperación definitiva de Andrea Pirlo, que podría estar en el último partido frente a Eslovaquia, la novedad podría ser la presencia del centrocampista Mauro Camoranesi, que entró en el segundo tiempo del choque disputado en Ciudad del Cabo ante Paraguay. El equipo lo notó e Italia ganó en profundidad. Obtuvo el gol de empate.
Claudio Marchisio, sustituido en el encuentro, sería el perjudicado. Saldría del once inicial en beneficio del volante del Juventus, ya en plenas condiciones físicas.
Italia necesita los tres puntos ante Nueva Zelanda para evitar sobresaltos. Por eso Lippi tiene decidido jugar ante su próximo rival con un 4-4-2 al uso. Para eso, Vicenzo Ia quinta adelantará su posición y acompañará en la punta a Alberto Gilardino, excesivamente desasistido durante gran parte del choque ante Paraguay.
La plantilla italiana regresará a los entrenamientos en la mañana del sábado. Lippi dirigirá la sesión, de nuevo a puerta cerrada, antes de partir a Nelspruit, donde se disputará el choque contra Nueva Zelanda el domingo.
