En casa, rodeado de sus 6 hermanos y su madre, un almuerzo al estilo panameño había sido preparado, y entre anécdotas, Castrellón informó que en el mes de marzo el Segundo Juzgado de Terrorismo de Perú le confirmó la culminación de su condena. De allí comenzó su propia defensa durante los siguientes dos meses; armó su expediente con todos los documentos de su caso y eso los presentó para poder salir de Perú.
"Desde el momento en que íbamos siguiendo el proceso de salida de Perú, en el aeropuerto de Lima había una expectativa antes de levantar vuelo. Cuando estábamos llegando traté de ver por la ventana del avión.. Es muy difícil describir el vuelo", refirió Castrellón en torno al momento en que abandonaba Lima con rumbo a su país natal: Panamá.
Los cuadros que pintó en la prisión desde 1995, abundan en la residencia. También las obras de cerámica, labor que inició desde niño como algo nato. También resultó ser un gran maestro de la plástica y ha hecho abstractos basados en sus duras vivencias. Además, recibió colaboración de una monja francesa en la cárcel, pero nunca abandonó el anhelo de alcanzar la libertad, lo cual refleja en pinturas sobre barcos de vela, con los cuales soñaba y hasta pensó regresar a su patria por mar.
Haber retornado a su hogar panameño, el estar al lado de la madre, lo que anhelaba, le ha costado dejar (con gran dolor) a su esposa y a sus hijos de 9 y 5 años, en Perú.
Las últimas 24 horas en Lima trató de reducir los pensamientos y pensar que deja temporalmente a sus hijos, lo cual compensa con la emoción de ver el rostro y la sonrisa de su madre.
Pacífico, afectado por la emoción que lo embarga, miraba el verde de su país y aseguró que se concentrará durante un año en elaborar sus obras y culminar el libro que ya tiene 350 páginas, pero que con humor aseguró que "aún está en la cocina".
Hablar del caso de Lori Berenson y Pacífico Castrellón, aunque no fue evadido, es un capítulo cerrado, sin embargo, el pintor y su familia han expresado que fue utilizado.