A ORILLAS DEL RIO LA VILLA
Elevemos el nivel de la discusión

Santos Herrera
Colaborador

Denunciar y criticar sólo con palabras la corrupción moral y política, el desgreño administrativo, el tráfico de influencias, el nepotismo, la explotación de las masas obreras y campesinas, sin proporcionar soluciones adecuadas, es romántico y demagógico, pero no efectivo.

Esta actitud infantil sólo de denuncia y crítica conduce indudablemente a la demagogia y sólo la utilizan aquellos que aspiran a ilusionar al pueblo para que éste lo siga hasta donde llegan las urnas.

Por otro lado, da lástima contemplar cómo se desarrollan, entre nosotros, las campañas políticas. Entre los que se agitan todos los años alrededor de los comicios electorales, en busca de una curul en la Asamblea, vemos que no se discuten programas ni construyen sobre ideas. Por el contrario, se desata una verdadera pugna por empequeñecer al contrario, y en nombre de lo que es un patriotismo no sentido y menos practicado, se dicen los insultos y amenazas más vulgares, se prodigan los conceptos más deprimentes.

"Nadie tiene derecho a invocar la Patria mientras no pruebe que ha contribuido con obras a honrarla y engrandecerla", dijo José Ingenieros, pero en nuestro medio se invoca la Patria para denigrarla.

Todo esto nos pone sobre alerta, en la forma descalabrada en que se desarrollarán los próximos comicios electorales que se han de celebrar el 2 de mayo 1999. En el transcurso de este tiempo, donde los políticos preparan sus cuadros para buscar una posición dentro de un partido, les recomendamos que sitúen los debates en un plano elevado, con el alma y la vista siempre puestas en el porvenir de la Patria. A qué puede conducir ese empeño de rebajar la personalidad del adversario? No sería una emulación digna tratar de superar los méritos del otro, en lugar de encontrarle sólo defectos, para llevar su personalidad hacia el fango?

Considero que hay que variar las actuales tácticas, porque no son las palabras mordaces, que se se gritan a todo pulmón, las que convencen al hombre del pueblo, al campesino de nuestra campiña y a las masas; y si bien pueden, en algunas ocasiones, conseguir un aplauso inconciente; yo considero que las palabras suaves, pero firmes, pronunciadas desde un plano de altura hacen mayor efecto en los oyentes. Comparto la idea de que los hechos dicen más que las palabras, que tratemos de superarnos por el esfuerzo endilgado a la hombría de bien, y que sólo procediendo así podemos decir que amamos a nuestra Patria y que estamos contribuyendo con obras a honrarla y engrandecerla.

 

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
Bodas de Porcelana celebró el P.C. Ernesto T. lefevre.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, hago caso omiso de las señalizaciones del tránsito.


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