Cuando ingenuamente pregunté de dónde venían las armas, noté miradas burlonas en altos dirigentes de ese movimiento estudiantil. Era mayo del año cincuenta y ocho. El país estaba agitado con movimientos estudiantiles que pedían "más escuelas y menos cuarteles".
También se señalaba el poder que tenía la Policía Nacional en la vida pública.
Habían ocurrido dolorosos incidentes donde los jóvenes recibieron la peor parte.
Altos oficiales como Timoteo y Hassán en sus enormes motos recorrían las calles sembrando miedo en el pueblo.
La sangre generosa de los jóvenes institutores era ofrecida al altar de la patria, en la búsqueda de mejores días.
Los "aguiluchos" nos habíamos tomado el Nido de Aguilas. Era un chiquillo de diecisiete años. Durante tres noches me quedé junto a decenas de compañeros, protegiendo el Nido de Aguilas.
Entonces aparecieron las armas. Una de ellas, un hermoso fusil tres cero seis, con mira telescópica, me lo puso en las manos mi compañero de salón Floyd Britton.
Era tan pesado que casi lo dejo caer al suelo. Vi una carabina M 1, usada en la Segunda Guerra. También enormes pistolas cuarenta y cinco.
A mi me dieron un viejo revólver treinta y ocho para que cuidara una ventana..."
¡Cuarenta y siete años después puedo revelar esta verdad! Nadie me quita que políticos opuestos al gobierno de Ernesto de la Guardia y la Policía, facilitaron esas armas a los chiquillos institutores.
En esa época el movimiento estudiantil era manipulado además de políticos inescrupulosos, por seguidores del comunismo.
Incluso "posaban" en las manifestaciones, para decirle a sus amos de Rusia que ellos estaban activos en Panamá.
Durante la dictadura militar, le daban "cartuchos" a falsos dirigentes estudiantiles. Los convertían en peones de los uniformados dictatoriales.
Y nadie me quita de la mente que ahora continúa la manipulación del movimiento estudiantil.
Por preguntar lo que no debía y oponerme a seguir "líneas" de otros, nunca fui un destacado dirigente estudiantil... ¡Hay qué pena!
