Debo hacer un esfuerzo por concurrir al examen interior, necesito, por cuestiones sociales adentrarme en la conjugación de los problemas actuales tan fatídicos y de imprescindibles compromisos puestos en práctica en la dialéctica actual, haciendo un titánico esfuerzo por analizar confiadamente el enredo en cuyo interior, yace muy quedamente en silencio los despojos de la verdad. He sido un consecuente seguidor de lo veritativo, considerando que es aquí, donde reposa la majestad de todo hombre digno, pero me encuentro en la encrucijada muy semejante a la virtual presentada a Don Quijote, frente a la convergencia de los cuatro caminos, me falta la existencia de la bestia, para soltarla a su libre albedrío de escogencia. He escuchado con frecuencia a la gente de la calle afirmar que en Panamá, cada cual tiene su precio, sentencia que me causa suma alergia y escozor, pensando que pocos hacemos la excepción de un grupo minúsculo de hombres libres que no hemos permitido ser contados como bultos en los partidos políticos tradicionales. Hemos caminado entre avenidas y callejas, cabizbajos, mordiendo la breva de las derrotas, por no haber aceptado ponerle cuantía a nuestra dignidad. Y ya de éstos especimenes quedamos pocos en visible estado de extinción definitiva. En las situaciones delicadas muchos salen a la palestra pública a opinar, pero no hacen más que buscar la trapisonda, como ardid, en pos de las cómodas posiciones futuras, donde mañana se vislumbre una candidatura de cualquier valor y en ese convulso y siniestro río revuelto que agarren a los incautos, a mí no. El pueblo siempre sufre la terrible tentación de caer en el engaño, por no tener presente que sólo la verdad es eterna y que todo lo que no es verdadero es la víctima voluntaria de muerte prematura.
¿Cuántos se empeñan aquí en la triste ficción de querer borrar el pasado? Son los que no ven más allá de la nariz.
Utópica posición querer borrar el pasado en el oscuro pizarrón de los recuerdos.
¿Qué podemos conversar de la deuda externa que es parte de ese pasado, pero que gravita sobre nuestras espaldas con terribles consecuencias onerosas?
