La inauguración de este mundial hizo subir la fiebre a más de 40 grados, lo que provocó que fanáticos faltaran a sus puestos de trabajos, a la escuela y, al sexo masculino, que se dieran una escapadita de sus hogares para compartir, con sus amigos, este evento deportivo que ocurre cada cuatro años, y no es para menos, ya que el fútbol une países, razas y religiones.
Muestra de esto se presenció ayer en diferentes restaurantes de Panamá, durante la inauguración del Mundial Alemania 2006. Restaurantes como Bennigan´s y Hard Rock Café fueron los puntos claves que escogieron los ecuatorianos y polacos para ver sus respectivas selecciones debutando en esta cita futbolística que mueve pasiones. Ayer los fanáticos más importantes fueron los adultos, quienes desplazaron a los niños y se dedicaron a ver el Mundial, acompañados de amigo y unos buenos refrescos.