Hace meses en las tierras altas de Chiriquí se habló de la formación de sindicatos en algunas fincas. Esta noticia corrió como pólvora entre finqueros que temen que al agruparse sus empleados, las relaciones empleado-empleador empeoren.
¡Es que la palabra Sindicato tiene mala imagen!
Para los empresarios los sindicatos traen problemas con los empleados y aparece el fantasma de las huelgas para presionar aumento de salarios.
Añada a esto la pintura roja del comunismo que mancha algunas organizaciones obreras.
Esta idea se reafirma al ver piqueteos de obreros portanto banderas rojas (color del comunismo), con figuras de la Hoz y el Martillo, símbolo del ñangarismo ruso.
El asunto se complica más cuando algunos dirigentes sindicales, se ponen camisetas con la cara del guerrillero argentino-cubano, Ché Guevara.
Pero para la gente pensante estos símbolos de la ideología fracasada del comunismo no tienen mayor importancia. Lo cierto es que el sindicato tarde o temprano terminará enfrentándose con los patronos.
Por más que las autoridades del Ministerio de Trabajo traten de arreglar el asunto antes de una huelga, siempre existirá esa fantasma ligado a las actividades sindicales.
Pero viéndolo bien, un Sindicato no solamente debe existir para "defender" al obrero de los abusos del patrono, o pedir mejor salario.
En países del "Primer Mundo" se encuentran sindicatos que ayudan a que se realicen bien las actividades laborales.
Es más, en ocasiones de crisis pueden llegar esos sindicatos a aceptar rebajas de salarios (¡!) para evitar la quiebra de una empresa.
Allí el sindicato no tiene la imagen de organización perequera y comunistoide, sino de un medio para ligar los intereses del patrono con los obreros.
¡Hace treinta y tantos años fui sindicalista! Me eligieron con la más alta votación Secretario de Cultura, de un nuevo sindicato de una empresa periodística donde trabajaba.
Como yo era subdirector del Noticiero, casi me botan por "ser sindicalista". A la empresa no le gustó que me mezclara con los obreros...
Con mi visión positiva del sindicato, le sugerí a los directivos que hiciéramos campaña para que se trabajara mejor en la empresa y no hubiera tanto ausentismo y tardanza.
Mi miraron mal. Supongo que pensarían "son locuras de Milcíades". En un mural me di gusto hablando de esos temas...