La violencia se ha tomado las calles. Algunos de los sectores que rechazan las reformas a la Caja de Seguro Social incurrieron ayer en hechos censurables, como lanzar piedras a vehículos, instituciones y propiedad estatal.
Al mismo tiempo, un obrero de la construcción denuncia que sujetos vestidos con ropa militar de camuflaje y pasamontañas, le incendiaron su hogar en San Miguelito.
Las cosas parecen que se están saliendo de control. Ya se están dando enfrentamientos entre estudiantes y obreros con los antimotines, con su saldo de heridos y detenidos.
Frente a los hechos, lo aconsejable es la cordura. Los grupos adversos a las reformas, así como el oficialismo, deben entender que los enfrentamientos no dejan nada bueno para el país.
Al mismo tiempo, los padres de familia deben hacer entender a sus hijos que las manifestaciones deben desarrollarse de manera pacífica. Lanzar piedras contra autos y comercios, afecta a terceros.
Paralelo a esto, el gobierno no debe incurrir en actos intimidatorios, que a la postre sólo contribuyen a radicalizar a los sectores de la población que rechazan de plano las modificaciones al sistema de seguridad social.
La calma debe retornar al país. Las posiciones extremas sólo sirven para atizar las diferencias.
Hay que hacer un alto, porque el enfrentamiento entre hermanos no arroja nada positivo, sino sólo lamentaciones.
El diálogo es lo que impera. Ojalá que los dirigentes tanto del gobierno como de los sindicatos y del sector estudiantil, tengan la madurez necesaria, para frenar la violencia. ¡El país no puede caer en el caso!.