La idea de elaborar huevitos de leche de diferentes sabores fue de don Orlando, quien pensó en la industria del turismo.
El rojo es ron, el azul es limón y el natural es blanco, con lo cual representan la bandera nacional.
Aunque usted no lo crea, estos suspiros y huevitos de leche a través de la Autoridad del Turismo (ATP) los transportaban a diferentes países, porque en esta pequeña empresa saben de empaques para cargas aéreas, etiquetas emblemáticas y demás.
Como hay mucha demanda y no tenían la capacidad de producción, a don Orlando se le ocurrió un sistema de molde a través de una máquina con un compresor y una plancha con 84 cilindros que hacen los famosos suspiros.
El método es bien sencillo, se colocan las bolitas de masa en una bandeja y luego de colocarlas en la máquina se baja la palanca y en cuestión de segundos allí están los suspiros.
Ellos están en conversaciones nuevamente con la ATP tratando de ver la manera de llegarle a la empresa aérea panameña COPA, para que en las bandejitas donde les lleven la comida a los pasajeros se pongan los suspiros y huevitos de leche como productos insignias de Panamá.
Dicha empresa genera mano de obra oriunda de La Ermita, pero también brinda beneficios a otras personas como los artesanos que hacen los sombreros y los motetes.
El precio de estas golosinas varía según el lugar o comercios a los que llegan estos productos. Por ejemplo, las bolsitas que traen 4 suspiros cuestan entre 20 y 60 centésimos, y hay una presentación en un vaso grande que lo venden a 2.00 balboas.