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CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, tengo sed de venganza

Redacción | Crítica en Línea

Es realmente lamentable y doloroso ver cómo muchos jóvenes en nuestros barrios populares son asesinados o víctimas de ataques con armas de fuego o armas blancas en plena calle y a cualquier hora.

Fuera de las ejecuciones relacionadas con el crimen organizado y los homicidios pasionales, muchos de los asesinatos que vemos a diario en este y otros medios de comunicación se producen por venganzas personales.

Lo trágico es que en buena parte de los casos, el deseo de matar es despertada por un suceso de poca o ninguna importancia; como una riña callejera, un desplante, o por ser incitados por un grupo de jóvenes amigos (una banda de delincuentes juveniles).

Es conocido que en los barrios más pobres de nuestro país, la ley del plomo es la que rige las relaciones de muchos jóvenes pandilleros. Las enemistades entre niños y muchachos son realmente fabricadas, no reales. Si estos jóvenes se miran unos a otros, se podrán dar cuenta de que tienen muchas más cosas que los asemejan que las que los diferencian.

Cuando vemos las circunstancias en las que se ejecutan las vendettas de la juventud delincuente actual, caemos en cuenta que no se sustentan por una razón "de negocios", como lo sería un asesinato de la mafia, sino por "pendejadas": malas miradas, entrar en territorio de la banda contraria, defender a los amigos pandilleros, o asuntos de faldas.

Al final, las vidas tanto de las víctimas como de los victimarios se destruye. Uno por la muerte o una herida incapacitante, y el otro porque se convierte en un doble perseguido. La policía lo corretea, y también los pandilleros rivales.

Para el asesino, su final es la cárcel o la muerte al igual que quienes fueron sus víctimas.

Pero los seres humanos no nacemos con esa sed de venganza. Eso es inculcado por nuestro ambiente. El ambiente nocivo.

Los padres de familia son los únicos con el poder de contrarrestar las malas influencias sobre los corazones y mentes de sus hijos. La calle es un sitio despiadado, cruel y duro. Es de esperar que todo lo que se aprenda de la calle venga en los mismos términos.

Solo el amor y la comprensión del hogar pueden crear un balance en los muchachos, y darles los elementos de jucio para que tomen las decisiones correctas en los momentos difíciles. Por ejemplo, cuando un dizque amigo les pone en la mano un revólver para que lo use contra otro joven como él. Hay que rescatar a los hijos de la violencia. No dejemos que esta nos los arrebate.



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