Hemos presenciado este fin de semana el alza del costo de barril de petróleo, el cual se colocó en casi 42 dólares, en el incremento más grande en los últimos tiempos, desde la Guerra del Yom Kippur de 1973 y la invasión a Kuwait de 1990.
Como todo está ligado en el mundo globalizado, ahora resulta que la sangre derramada en las batallas de Irak y en los asaltos israelíes en la Gaza Palestina han encarecido la gasolina al punto que trastoca el desarrollo económico de los países dependientes del crudo. Es decir, que mientras la violencia continúe en Medio Oriente, usted deberá pagar más por llenar el tanque de combustible de su automóvil. Por ello, urge que las autoridades panameñas del Gobierno saliente adopte algunas medidas urgentes para paliar el elevado costo de la gasolina.
Una buena idea sería reformar las normas vigentes sobre la comercialización del combustible, para permitir una verdadera competencia.
El petróleo es como la sangre: una fuente vital para el desarrollo comercial y productivo.
Ya es inminente un paro del transporte en Panamá para la otra semana y resulta molesto que el gobierno evada la responsabilidad.
La administración actual es responsable del manejo del país hasta el 31 de agosto próximo y por lo tanto no puede tirarle la bola al presidente electo Martín Torrijos.
Frente a la crisis que vive el mundo por el incremento del crudo, se hace necesario adoptar medidas que tiendan a reducir el consumo de combustible y así disminuir el impacto en la economía nacional.
Hay que hacer algo, lo único que no se puede hacer es cruzarse de brazos para no hacer nada. !Eso sería imperdonable!.