No hay algo que moleste más que un dependiente de un almacén se pare detrás de uno, mientras se busca el artículo que uno necesita.
"Señor, ¿le ayudo en algo?". Esta es la pregunta clásica cuando los consumidores acuden a realizar sus compras. La respuesta común, por lo menos en la mayoría de los casos, es "gracias, ya lo encontré".
A pesar del diálogo previo, los vendedores de estas tiendas no les importa perseguir como delincuentes a los clientes por toda la tienda, ocasionando incomodidades que al final tienen a afectar la imagen del local.
Para mercadear un producto no se necesita "corretear" a un cliente para que éste se decida por esta prenda. Lo mejor es esperar que el cliente diga: "Necesito la ayuda de algún vendedor". "¿Podría usted ayudarme?" He aquí la clave de la atención. Al cliente hay que brindarle toda la ayuda cuando la pide.
Este texto de seguro servirá de mucha ayuda a los dueños de almacenes para que apliquen técnicas que hagan sentir bien a las personas.
Olvídense de aquellas frases gastadas de "gracias por preferirnos"; "usted es nuestra preferencia"; "gracias por visitarnos", etc.. Estas de nada sirven si el empleado no demuestra en su rostro que es cierto lo que repiten en estas frase robóticas.
Una de las recomendaciones para aquellas compañías que identifican al cliente con tarjetas preferenciales sería llamar a la persona por su nombre. ¿Para qué idearon estas tarjetas si no las usan correctamente?
Suena tonto, pero es una cruda realidad que muy vagamente se aplica un verdadero sistema de atención personalizada.
Si usted desea ser un mejor vendedor, tome en cuenta estas recomendaciones porque de seguro, si las aplica, su negocio crecerá.