La temporada 2010 del béisbol nacional mayor arrancó con tonadas de carnavales, fuegos artificiales, reinas y el fuerte olor a polémica.
De arranque a fin, la temporada fue un abanico de situaciones que le ponen picante a una temporada de 180 días de béisbol continuo.
El miércoles 12 llegó a su final, pero sin antes dejar huellas, sólo como lo sabe hacer su "majestad" el béisbol.
Se lían a golpes. El reino temblo con la noticia de que dos hermanos se liaron a golpes, en vez de dedicarse a jugar béisbol.
El clásico de Azuero entre las novenas de Herrera y Los Santos, un domingo donde la familia se reúne para ir a ver el béisbol, se iba a convertir en una trifulca tumultuaria de un momento a otro.
Earl Agnolly le entra fuerte al dominicano Willie Lebrón, y luego los golpes y las patadas fue lo que tomó control del escenario. Debido a esto, resultaron siete suspendidos por tres partidos.
De esos siete, Willie Lebrón y Earl Agnolly fueron botados por el resto de la temporada.
Luego de este bochornoso espectáculo y con más calma, un rumor se hacía realidad.
Tres casas de apuesta daban la oportunidad al fanático y a quien deseará apostar jugarse una "platita" a su equipo favorito.
Golpes y heridos
El séptimo partido de la serie semifinal del torneo mayor, entre Bocas del Toro y Chiriquí, fue un momento para guardar en una caja de plomo y arrojarla al mar.
El terreno sagrado del estadio nacional Rod Carew fue profanado por una turba de salvajes que querrían arreglar sus diferencia a golpes.
La seguridad del estadio fue vulnerada por completo y se dieron varios heridos.
Este acto vandálico fue repudiado por los panameños que asisten a los estadios a disfrutar del béisbol y apoyar con fervor, pero sin violencia a sus equipos.