A ORILLAS DEL RIO
LA VILLA
La profusión
de los vicios

Santos Herrera
Los pueblos
son gigantescos cuerpos orgánicos, susceptibles de contaminarse
física y psicológicamente. El ambiente influye
de manera notoria en la formación de la conducta de los
miembros de una colectividad. Las influencias externas son en
ocasiones determinantes en el proceder de los pueblos. En un
país donde se fomenta y se patrocina por los medios publicitarios
toda clase de vicios y a veces el mismo se legaliza con un absurdo
fin lucrativo, jamás podrá germinar una inquietud
cultural. El pulpo del vicio, con sus miles de tentáculos,
se impone y devora de manera despiadada todo asomo de preocupación
por las cuestiones del espíritu. Mientras el primero siempre
encuentra campo propicio para su ilimitada proliferación,
el segundo está tímidamente rezagado, en las sombras
de la indiferencia y el olvido.
Si somos honrados con nosotros mismos, tenemos que aceptar
que vivimos en una sociedad carcomida por una diversidad de vicios.
Que en nuestro alrededor nos chocamos con tentaciones y provocaciones
corruptas que provienen del sector oficial, particular o clandestino.
Si leemos la prensa, escuchamos la radio o miramos la televisión,
observamos que estos medios de comunicación masiva, con
descarada profusión nos dicen que hay que tomar cerveza
porque es un alimento completo, que es pan líquido, que
engorda, etc. También nos invitan a fumar para anular
las preocupaciones; que comprando cigarrillos estamos protegiendo
a nuestra flaca industria nacional, que mantiene a más
de cien cabezas de familia que trabajan en las fábricas
elaboradoras de ese letal vicio. Y todo esto, adornado con bellas
jovencitas casi desnudas.
Por otro lado, es el propio Estado panameño, que a
diario invierte una elevada suma de dinero en las más
dañinas propagandas, en las cuales invitan al pueblo a
que gasten sus ingresos los miércoles, domingos, con el
"gordito del zodiaco" y con los que ganan con los números
de adelante y últimos, comprando billetes y chances de
la Lotería Nacional, porque ésta es una institución
de beneficencia que mantiene a cincuenta viejitos en un triste
y solitario asilo de ancianos. Asimismo anuncia a voz en cuello,
que hay que gastar el sueldo en las carreras de caballos que
se juegan los jueves, sábados y domingos y días
de fiesta de guardar; porque algún día podemos
ganarnos una jugosa "quinela" o una rica jugada trifecta
o cuatrifecta.
Son estas insinuaciones las que conducen de manera inevitable,
a una gran masa del pueblo panameño, a practicar los mencionados
vicios que afectan seriamente el presupuesto familiar, haciéndolo
con mayor fuerza en los hogares más humildes. La aludida
campaña propagandística, generadora de vicios,
se hace a plena luz del día y con el consentimiento y
protección del gobierno, que en última instancia
es el primer fomentador del vicio, por la equivocada idea de
creer que éstos engruesan las arcas del Fisco Nacional.
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