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EDITORIAL
Embarazos juveniles
La realidad social de Panamá exige educación. El país se aboca ahora mismo a una realidad difícil: las madres adolescentes, las que no son más que niñas que dejan de lado sus muñecas para amamantar a sus hijos.
El tema ha sido motivo de debate en la Asamblea Legislativa, donde se aprobó un proyecto que obliga a la Caja del Seguro Social, a seguir atendiendo a todas menor embarazada que figure como dependiente de sus padres cotizantes.
Hoy por hoy se ha vuelto casi normal y común ver a una menor de edad cargando en su vientre a otro ser, pero la cuestión va más allá cuando de verdad se intenta analizar la situación que afecta no sólo el seno familiar, sino al desarrollo del país y a la misma niña que trunca su futuro.
¿Las razones? Pueden ser muchas y entre ellas está el alcohol, las drogas, el abuso de la libertad que dan los padres y la falta de verdadera educación sexual tanto en el hogar como en los planteles.
Pero, ¿qué hacer cuando una adolescente queda embarazada y se ve forzosamente a interrumpir sus estudios?
¿Cómo puede ser reconocida dentro de la sociedad? ¿Cómo actuar frente a una menor de edad bajo la responsabilidad de sus padres lleva a los frutos al hogar? ¿Tiene esa menor los mismos derechos de educarse en un plantel como el resto de los niños y jóvenes que asisten a una escuela?
De acuerdo al Código de la Familia, una menor de edad que está embarazada tiene el mismo derecho a asistir a la escuela con el resto del grupo de su clase, sin embargo, esa práctica aún no ha roto el tabú y se han registrado casos donde la menor ha sido diplomáticamente rechazada en algunos planteles.
Por otro lado, desde hace muchos años en Panamá existen lo que son escuelas nocturnas, donde acuden quienes no terminan las clases de día, los adultos que trabajan y las menores de edad que juegan a ser adultos.
Pero el problema en sí no es si una menor de edad embarazada va o no a una escuela igual que el resto de los adolescentes, sino qué medidas se están tomando para controlar la falta de responsabilidad en los jóvenes de hoy y analizar si no serán algunos privilegios otorgados por el hecho de ser menores, lo que está dando licencias para que estos cometan acciones y pasen por alto algunas reglas que se aplicarían en caso de adultos.
Cada año se registra un promedio de casi 900 estudiantes embarazadas. Además hay cerca de 12 mil adolescentes y mujeres no mayores de 19 años, que cada año completan un embarazo.
En la mayoría de los casos una adolescente embarazada sigue bajo el techo de sus padres mientras que el muchacho u hombre que la embarazó seguirá su vida normal y no se hará responsable de la acción.
Pero una observación más minuciosa dejará ver que las madres adolescentes no son más que la continuación de una cadena que se inició tal vez con una abuela adolescente y en Panamá ya es normal ver abuelas de treinta y tantos de años.
Entonces, sin necesidad de ser sociólogos, se nota que hay un problema social que tiene sus raíces en una educación escuálida de valores y el ritmo vertiginoso con que se adaptan las nuevas generaciones a una salida liviana de soluciones y responsabilidades, lo que no tendrá fin sino se toman en serio mecanismos efectivos.
Sería de necios hacerse de la vista gorda e ignorar la precoz salida sexual de los jóvenes hoy día, pero es allí donde se necesita la mano fuerte con guantes de seda para controlar y llevar a la juventud por senderos transitables y conscientes.
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PUNTO CRITICO |
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