CUARTILLAS
Después (2)
Milciades A. Ortiz Jr.
Aunque todavía habrá
gente celebrando la victoria y otros llorando la derrota, para el pueblo
panameño lo que realmente importa es que pasadas las elecciones,
se cumplan las promesas que se hicieron por todos lados, en todos los bandos.
Porque hay que aceptar que los programas de trabajo tocaban casi los
mismos problemas, porque un país pequeño como el nuestro,
es fácil detectar lo que hay que arreglar y mejorar. Así que
la diferencia estuvo en la forma cómo se arreglarían las situaciones
negativas.
Toda contienda electoral deja resentidos y traumatizados. No quisiéramos
estar en el pellejo de aquel candidato que empeñó propiedades,
porque se creía un "fijo", y luego sacó tan pocos
votos que ni su familia lo respaldó.
Tampoco nos gustaría estar en la posición de quien gastó
mucho dinero y ganó, y ahora seguramente está sacando cuentas
sobre cómo va a hacer para recuperar la plata "invertida en
política". Espero que no piense hacer chanchullos y bellaquerías.
Sería tonto recordarle a los que ganaron que ellos deben servir
al público elector, que les confió un puesto público
para que trabajen en beneficio de la comunidad. Esta vez el pueblo estará
más alerta ante los irresponsables e incumplidores, porque el panameño
con los años va madurando como miembro de una democracia.
De todas maneras, para cualquier sujeto con una inteligencia común
y corriente, quedó en claro lo que desea el pueblo que hagan los
próximos gobernantes, sea el nivel que hayan conseguido en la elección
de ayer.
Recomiendo a los ganadores entregar informes cada ciertos meses a la
comunidad, indicando las promesas que han cumplido. Y al pueblo le pido
que no sea pasivo, que haya guardado las promesas de los candidatos para
que pida cuenta a los ganadores si no cumplen su palabra.
Ha quedado claro, que lo que la mayoría de los panameños
desea que haga la nueva presidenta es solucionar el problema del desempleo,
aunque sea a medias. Y sobre todo, debe crear empleos para gente joven,
ya que la juventud es mayoría en este país.
Junto con los empleos -y tal vez en primer lugar realmente-, está
la situación de la salud, especialmente la pública, que llega
a los pobres, que son los más en Panamá. Y no debe ser solamente
salud curativa sino preventiva, pues muchos males pueden evitarse. (De nada
valdrá un empleo, si el trabajador está enfermo y no puede
curarse).
La vivienda es otro problema, que afecta a más de doscientos mil
panameños que habitan sitios inadecuados. Esto no tiene justificación
en un país que pronto se jactará de administrar solito el
Canal. (Pero nada de paternalismo: que la gente pague su casa a tiempo).
Bajar el costo de la vida, especialmente eso que llaman "canasta
básica" debe ser la tarea que le impongan a los "genios"
de la economía que sobran actualmente. Usen fórmulas prácticas,
nada de copias extranjeras, ni recetas impuestas por los intereses de la
globalización.
Educación es el pilar de una sociedad modernizada. Eliminar el
analfabetismo, brindar educación adecuada al desarrollo, que los
inteligentes estudien con préstamos y becas, y que los "burros"
aprendan cualquier cosa para poder comer, es algo que no debe manejarse
con demagogia. Basta de ministros de Educación conflictivos. (¡No
politicen el Canal!)
La delincuencia debe ser frenada con medidas efectivas de policía
y controlada la corrupción. Si se piensa que el turismo mejorará
la economía panameña, vayan limpiando de maleantes nuestras
calles. Que se castigue tanto a quien roba, como al que compra los artículos
mal habidos.
Y el problema de la circulación de vehículos con sus famosos
"tranques" está también en primer lugar, entre las
cosas que el nuevo gobierno debe solucionar lo antes posible. (Como ven,
tienen trabajo para rato!)

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