TEMAS DE ACTUALIDAD
"Fondo
Fiduciario, 49% de C & W. y otras de finanzas"

Raymundo A. Moore W.
Colaborador
No hay que ser
un matemático para saber y restar; no hay que ser un físico
para saber diferenciar entre lo frío y lo caliente; tampoco
se necesita ser un economista para saber que gastar sin ahorrar
(egresos sin ingresos) lleva a la quiebra...
El lector que ha seguido mi trayectoria, sabe que detesto
las comparaciones, y por esa razón rara vez utilizo frases
como, "el anterior gobierno" o "el gobierno pasado",
etc. De hecho, en la mayoría de los casos, al menos para
mí, "lo pasa'o pisa'o". Sin embargo, hay realidades
a las que uno no se puede sustraer, o que no se pueden ignorar.
Tal es el caso del bendito llevado y traído llamado, Fondo
Fiduciario para el Desarrollo (FFD).
Atrás (en otros escritos), expliqué el significado
de la palabra, "sofisma"; hoy lo dejo de tarea, pero
es el caso que la sutileza con que los sofistas de ayer manejaron
el asunto de las privatizaciones, que luego se convirtió
en lo que hoy es el dolor de cabeza del actual gobierno, merece
el premio mayor por haber hecho realidad la Gran Mentira del
Milenio: las más grandes e importantes privatizaciones
(IRHE e INTEL), han demostrado ser grandes mamotretos financieros
que el pueblo sufre. Pero si los gremios, las asociaciones, los
sindicatos y demás grupos beligerantes del país,
se hubieran "parado firme y bonito" cuando esas privatizaciones
se estaban gestando, "otro gallo hubiera cantado",
y no estuviéramos hoy ante el dilema de la triste premisa
que, si se usa o no el fondo para pagar la deuda, o si se compra
o no el 49 por ciento de las acciones de Cable & Wireless.
En verdad que vivimos los panameños un patético
oscurantismo que ni siquiera experimenta el pobre, pero gallardo
y combativo pueblo africano.
¿Cómo podemos explicar -y aún justificar-
que vendamos nuestra casa para después pedirle, casi rogarle,
a los nuevos dueños que nos alquile un cuarto? Esto, a
más de ser insólito, es, ¡absurdo! Hemos
vendido nuestros más caros -y rentables- patrimonios estatales,
IRHE e INTEL, quedándonos sin nada (con tan sólo
unos millones que, ¡ni siquiera sabemos qué hacer
con ellos!), esperando algo así como un milagro, que nos
señale el camino a seguir.
Por ello, la posición de este autor es señalar
que si se cometió la torpeza de "vender nuestra casa"
sin tener otra en donde vivir, entonces es imperativo plantearle
a la señora Mireya Moscoso, que haría bien en conservar
no una parte, ni "algo" de los polémicos fondos,
sino retener para el pueblo la mayor cantidad posible de esos
dineros, sabiendo que, "hambre no es para un solo día".
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