Lunes 3 de mayo de 1999

 







 

 


Por demarcación fronteriza campesinos pierden tierras

Flor Bocharel
Chiriquí - EPASA

La demarcación de la frontera de Panamá con Costa Rica ayudará a establecer los verdaderos límites entre un país y otro, pero esta labor ha traído descontento a las personas que se ven afectadas con la misma.

Para continuar con este reportaje, es importante hacer un poco de historia con relación a la demarcación fronteriza entre Panamá y Costa Rica, lo cual se remonta a 1941, cuando Costa Rica y Panamá aprobaron un acuerdo para la ejecución del Tratado Echandi-Fernández, aprobado el 1 de mayo de ese mismo año.

Ambos países nombraron los miembros de las comisiones de ingenieros que debían ejecutar la demarcación.

Los trabajos de demarcación se iniciaron simultáneamente en la vertiente del Atlántico y la del Pacífico en enero de 1942, y esas labores fueron muy prolongadas y difíciles, debido a lo accidentado de algunas secciones de la frontera.

Al estudiar la demarcación que debía efectuarse entre el extremo meridional de la recta astronómica y el Cerro Pando, los ingenieros descubrieron que el contrafuerte que dividía las aguas de los ríos que desembocaban en el Golfo Dulce y las de los que desembocaban en la bahía de Charco Azul no se iniciaba en el Cerro Pando, como se había creído, sino en otra elevación situada a 16 kilómetros al sudeste de dicha montaña.

Para solucionar la dificultad sin que fuese necesario modificar el tratado de límites, las comisiones resolvieron dar el nombre de Pando, al cerro donde se iniciaba el contrafuerte y el cerro que se conocía como Pando, fue bautizado como Cerro Echandi.

A pesar de que en esa fecha se realizó una demarcación, hoy la realidad es otra. Por ejemplo en Paso Canoa, la línea fronteriza atraviesa por la mitad de algunos locales comerciales, porque no existen monolitos que indiquen con exactitud esta línea.

Mientras que en Río Sereno, la situación es otra, muchas personas humildes han construido sus residencias en áreas muy cercanas a los límites, desconociendo que por allí pasaba la línea.

Tal es el caso de la señora Fulvia Lezcano, quien tiene 18 años de residir en el lugar, y como ella comentó que, en primera instancia, tenía una casita de madera, por la cual la línea demarcatoria le atravesaría por la mitad.

Al conocer el lugar por donde pasaría la línea, construyó su residencia de bloques, un poco más acá de la demarcación, pero su terreno se ha visto disminuido.

Lezcano manifestó que cuando llegó a vivir allí, unos árboles de limón y naranjo señalaban cuál era el lado costarricense y cuál el panameño, por lo que hoy un monolito se encuentra en medio del patio de su residencia.

Por otro lado, la petición del Consejo Municipal de Renacimiento realizada al Ministerio de Relaciones Exteriores para la redemarcación de la frontera, surgió, debido a que una familia costarricense de apellido Rojas estaba usufructuando tierras panameñas.

Al iniciar las labores de demarcación entre los institutos geográficos de Costa Rica y Panamá, se estableció que la familia en mención ocupaba gran parte de territorio panameño, lugar donde cultivaban café, plátano, frijoles y otros rubros.

Los problemas surgidos en la frontera panameña con Costa Rica han sido tratados con toda la diplomacia que ello requiere, debido a que las relaciones entre ambos países son pacíficas y existe la mayor disponibilidad para que los mismos se solucionen.

Es importante señalar que el 27 de julio de 1995 se constituyó la Comisión Mixta Permanente de Límites con fundamento en el Tratado de 1941 y en septiembre de 1995 se celebra la primera reunión de la comisión en donde se acuerda la inspección conjunta de Río Sereno y de Punta Burica.

El 30 de septiembre de 1997 se establece una campaña de densificación de hitos en el quinto sector que menciona el tratado, concretamente entre La Unión y La Trinidad. Y en enero de este año se establecen los periodos en que se realizarán los trabajos de la campaña de densificación, la cual se hará por etapas.

La primera etapa ya concluyó, con la colocación de 44 monolitos, los cuales llegaron muy cerca a la comunidad de Río Sereno, lugar donde pueden surgir problemas, tal como lo señalara Edward Espinosa, miembro del Consejo Municipal de Renacimiento.

Entre los problemas que pueden surgir, según Espinosa, es que las personas se enfrenten a quienes realizan las labores demarcatorias, al constatar que perderán tierras por la ejecución de los límites.

De acuerdo a un informe del Ministerio de Relaciones Exteriores al defensor del pueblo, Italo Antinori, señala que en las verificaciones de campo realizadas por la Comisión Mixta Permanente de Límites, establece que la línea fronteriza, en gran parte de su extensión sigue la línea divisoria de aguas, que normalmente presenta accidentes geográficos propios de la altura y sinuosidad del terreno, o sea que no es una línea recta.

Este aspecto puede originar apreciaciones equivocadas de los habitantes del área, sobre de qué lado de la frontera se encuentran los sembradíos.

Las gestiones adelantadas por ambos gobiernos evidencia que tanto los moradores como las autoridades de ambos países están anuentes a corregir las situaciones de ocupación ilegal, al tiempo que una vez concluyan el proceso de verificación intervisual de los hitos, cada país procederá al traslado y reubicación de los ocupantes de esos terrenos.


 

 






 

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