Me sentí plenamente satisfecho, lo mismo que debió pasarle al público televidente con el programa dominical que conducen hábilmente Eddy Vásquez y el honorable Guillermo Ferrufino.
Los temas y los protagonistas fueron bien seleccionados, ya que suplieron a los espectadores de tanta mediocridad, muchas veces insulsas y vacías; en este había vivacidad, sentimiento. Fue un obsequio feliz, no solo por los regalos sino lo que sus familias y amigos, gente carente de bienes y momento dichosos, nuestros productores deben mirarse en el espejo, realizando producciones con contenido.
Si bien es cierto que el honorable tiene las facilidades para realizar este tipo de programas, también es cierto que debe ser muy noble para centrarse en gente cuyas necesidades son acicate, por lo que vemos estos ciclos y no perdemos la esperanza de que todavía hay gente que sabe ocupar su tiempo.
Existen programas que sólo ocupan las horas y minutos para mover el horario, por simplemente llenarnos y mostrar nuestra figura o la de una figura esbelta de una mujer y de apuestos cabellos. Las noticias nos llenan de conocimiento, pero también existe el entretenimiento sano, pero eso sí con sentido y buen humor, son muy pocos los programas que cumplen y muchos de ellos con conductores chabacanos y sin pizca de inteligencia. Con grandes equivocaciones y muletillas que hastían. Un programa diario de una guapa presentadora nos colma con una promoción señalando a sus compañeros como si fuera una cuña, nos satura y nos harta hasta el cansancio. Estoy con la Tía Perla.