La violencia y la agresividad de ciertos grupo de residentes del barrio de Curundú, parece no tener fin.
Las balaceras y los enfrentamientos entre grupos rivales siguen noche a noche, dejando heridos a su paso.
El frío de la madrugada encuentra a sus víctimas casi como si la estuvieran esperando.
Los menores no escapan de esta vorágine de violencia, en la que se dejan sumergir desde muy pequeños.
El riesgo social es una de las problemática que aunque las autoridades han identificado como uno de los mayores asuntos por resolver por los que atraviesan los menores no evitan que los mismos continúen deambulando por las calles a altas horas de la noche, incluso a pesar del toque de queda.
Producto de una de estas situaciones, César Suira, de 17 años, terminó con un balazo en el tobillo derecho.
Suira, quien reside en Nuevo Tocumen, se encontraba en Curundú, alrededor de las 3: 10 de la madrugada de ayer, domingo, cuando fue herido.
Cojeando y vistiendo una camiseta blanca, unos bermudas amarillos y un par de zapatillas, el menor ingresó al Santo Tomás.
Tanto los agresores como las causas del hecho se desconocen, pero no se descarta que la misma tenga que ver con problemas por viejas rencillas.
En Curundú operan varios grupos delictivos, los cuales luchan entre sí por gobernar el barrio y la venta de droga ilegales, entre otras.