El reciente ataque de un tiburón a un turista francés en la isla venezolana de Margarita, que no se producía en casi medio siglo, está vinculado a deterioros en los ecosistemas marinos, advirtieron expertos.
El ingeniero civil francés Yann Perras, de 28 años, fue víctima del ataque el pasado 11 de abril frente a la playa margariteña de El Yaque, y salvó su vida gracias a la rápida intervención de otros turistas y médicos.
Estos lograron impedir que muriera desangrado o perdiera completamente alguno de sus miembros, ya que estuvo a punto de que se le desprendiera un pie. Alfredo Gómez, coordinador del Departamento de Investigaciones Marinas del Museo de Margarita, y Rafael Tavares, del Instituto Oceanográfico de Venezuela, manifestaron en declaraciones publicadas hoy por el diario "El Universal" que el ataque de tiburones en esta isla turística y en toda la costa caribeña venezolana, "es atípico".
Tras analizar las heridas de Perras, quien regresó el viernes pasado a Francia, y conocer su relato y el de las personas que lo socorrieron, Gómez admitió no estar en condiciones de determinar la especie del escuálido atacante. Tavares recalcó, a su vez, que "casos como el de Perras son muy poco probables en aguas del Caribe venezolano".
"Cuando ocurre un ataque de tiburón, normalmente es por equivocación o confusión por parte del tiburón y no como se piensa que el animal es come-hombres", dijo. Tavares agregó que los tiburones no ingieren presas que no son parte de su alimentación habitual, pero que especies mayores, como los tiburones blancos (Carcharodon carcharhias), mako (Isurus oxirynchus) y tigre (Galeocerdo cuvier), pueden confundir a las personas con sus presas.
"Después que darse cuenta de que la presa (los humanos) no es parte de su alimentación, la suelta, pero ya la mordida puede ser fatal, lo que afortunadamente no sucedió con el turista francés", por lo que se estima que se trató de una especie menor. Agregó que "el deterioro de los ecosistemas marinos y la consecuente desaparición de la fauna que alimenta a los tiburones los obliga a salir de su hábitat en procura de alimento" y que el único ataque de tiburón reportado en isla de Margarita se remonta a 1958.
Lo sucedido no debe crear alarma, exhortó, "toda vez que es de muy poca probabilidad que vuelva a ocurrir, al menos en la misma área". |