La venta de pescado en la Asociación de Pescadores Artesanales de Aguadulce, durante la Semana Santa, fue buena, ya que se vendió todo el producto que es sacado del mar y que es esperado por los clientes desde tempranas horas del día antes de que lleguen los pescadores de sus viajes.
Diana de Gracia, presidenta del gremio, manifestó que -por la situación económica que atraviesa el país- no le aumentaron el precio a los consumidores.
Los pescados finos, como el róbalo, corvina y pargo, los vendieron a B/. 1.25, mientras que la revoltura estaba entre 60 a 70 centésimos, dependiendo de la clase del producto y, a veces, se encontraba en 50 centésimos.
Para Semana Santa, siempre está escaso el pescado y -como la gasolina subió- los pescadores no pudieron salir tan lejos.
Durante los días que no son de Semana Santa, la cantidad de compradores baja, por lo que se les vende a los intermediarios que siempre llegan a comprar para vender el pescado en las calles de Aguadulce y pueblos aledaños.
En la Asociación, hay -entre hombres y mujeres- unas 26 personas inscritas, las cuales no todos salen al mar, ya que les toca la limpieza; otras que llevan los informes y se turnan en los quehaceres.
La venta se trata de hacer por medio del intermediario, porque las condiciones en que se encuentra el local no son las mejores. Se requiere de una condición especial para poder vender el pescado abierto. Por ser un área salada, se ha ido deteriorando el techo, el cual tiene huecos por todas partes, a sólo tres años de haber sido instalado.
