La bueno de los chitreanos, es que absolutamente nadie, sabe más que ellos. Por eso es que tímidamente me atrevo a decirles que la solución para deshacerse de la basura que diariamente producen y que está a punto de ahogarlos, está en utilizar como un vertedero moderno la destruida albina Sarigua, (que jamás ha sido un desierto) convertida hoy en un peladero por la acción humana de ellos mismos tal como lo decía en sus homilías del Padre Tello, quien dividió su tiempo en dos, la mitad a los quehaceres de la iglesia y la otra parte a pelear ferozmente con Vargas Vila.
Sarigua es un misterioso peladero que vistamos 18 veces, cuando escribíamos para ANCON y que no está prestando ningún servicio ambiental ni económico para la provincia al contrario, es un daño creciente a medida que pasan los años. Daño ambiental porque al no existir una barrera de árboles, el salitre viaja largas distancias en enormes espirales de polvo llevando herrumbre más allá del canajagua. Un vertedero con las últimas técnicas sanitarias para depositar la basura en tinas con especiales drenajes y planificados rellenos, aliviaría en un 100 por ciento el problema de la creciente cantidad de desechos sólidos y orgánicos que se producen en las comunidades chitreanas.
Si la provincia de Herrera, se dispone a cuidar la salud de sus críos y da paso a un moderno relleno sanitario, la albina Sarigua podría reforestarse estratégicamente con árboles de especies que se adapten a la zona de vida, para evitar que continúe la desertificación anual. Así esmirriada como luce, no beneficia a ninguno de sus vecinos, al río Santa María al norte, al sur con el río Parita ni al afamado golfo pariteño en la parte este. Al contrario los sedimentos que arrastran las escorrentías en épocas lluviosas y las nubes de polvo durante la estación seca, están perjudicando todo el entorno.
Sarigua es un área protegida por la ley que mantiene 5, 000 hectáreas reseca y 3, 000 en manglares. De tomarse en cuenta esta opinión, de convertir a Sarigua en un moderno vertedero, se estaría invirtiendo para una mejor salud, empleos y en el aumento del valor de esas 8, 000 hectáreas. No me dejará mentir la existencia de Costa del Este, que hace 20 años era un espantoso botadero y actualmente es uno de los lugares más caros de la ciudad de Panamá.
