CUARTILLAS
Diversos
Milciades A. Ortiz Jr.
Esa mañana de domingo
al llegar a un supermercado de calle cincuenta, vi a un hombre de edad madura
hablar en voz alta, dando instrucciones a una joven que iba en un auto lleno
de banderas y afiches políticos.
Ni me detuve para escuchar porque no quiero indigestarme del virus político,
muy común en estos días.
Segundos después, mientras revisaba titulares en los periódicos,
el mismo sujeto entró como una tromba, hablando a todos los presentes.
Dijo que vieran la página tal, para que supieran qué le hizo
tal empresa y que él era candidato a legislador por el circuito cual.
Me aparté de su lado porque no quería inmiscuirme en alguna
discusión política, tan frecuente en estos momentos. Debo
advertir, que no puedo dar la espalda a la política como periodista
serio. Pero sí puedo escoger el momento y las personas para hablar
de este delicado tema. Y repito, no deseo que por culpa de la politiquería
me llene de enemigos y malos amigos. Por eso no le digo a casi nadie por
quién votaré el 2 de mayo, (ni a los encuestadores profesionales).
Un conocido me dijo en San Felipe que le explicara cuál es el
negocio que hay con un puesto político, si uno invierte más
de lo que ganará de sueldo. Subí los hombros y señalé
que "algún beneficio aparte del sueldo tiene que haber en un
puesto político, como el de legislador. Nadie compra huevos para
vender huevos, solamente".
Una dama en un laboratorio médico señaló que sería
recomendable que la gente guardara la lista de promesas que hacen a tutiplén
los políticos que buscan el voto. "Luego podríamos reclamarle
si no cumplen", agregó. Creo que es una buena idea.
Tres hombres de edad madura discutían sobre el poco entusiasmo
que despiertan los candidatos. "Todos dicen casi lo mismo en sus programas,
y prometen el cielo y la tierra para que les den el voto. Creo que sería
bueno someter a un "detector de mentiras a esos candidatos", señaló
uno.
Hubo risas por esa ocurrencia que me pareció genial. En mi mente
apareció la imagen de los tres candidatos llenos de alambres y fusibles,
pegados a máquinas detectoras de mentiras, cuyos resultados saldrían
de inmediato en la televisión.
A cada pregunta el candidato respondería con la verdad, porque
si no lo hace, quedaría desenmascarado ante todo el público.
A lo mejor esto sería más emocionante que los benditos debates.
Y en una clase de español un profesor señalaba a sus alumnos
que escucharan a los candidatos, para que aprendieran cómo algunos
hablan sin decir nada de peso. "Es frecuente que no contesten directamente
las preguntas y hablen en círculo", indicó el docente.
Entre los diversos comentarios de algunos "expertos politólogos",
está el que se refiere a que si el panameño vota por un buen
programa, o porque le "cae bien" o "mal" cierto candidato.
O si votan por amistad, seguir consignas de partido, odio, por la edad,
o el sexo de los candidatos.
Creo que quien sepa esas respuestas sería un exitoso pronosticador
político. Los resultados de la elección del 2 de mayo dirán
cómo votó el panameño, en estas segundas elecciones
realizadas en democracia, luego de veintiún años de dictadura
militar.
Muchos comentarios ha causado el anuncio de los problemas económicos,
que tiene el actual gobierno. "Otra mentira más que sale a flote
de este mal gobierno", dijo un vendedor de vegetales en una feria libre
de Río Abajo.
Hay otras personas que en voz baja hablan de que el PRD no se dejaría
quitar el gobierno si gana la oposición. "Así que hay
que defender el triunfo de la oposición", dijo un viejo vendedor
de billetes, quien no se atrevió a aclarar cómo sería
defendido su voto. Espero que haya gente que tome en serio esta preocupación
ciudadana.

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