La denominada "fiebre del hierro" en Panamá, que al inicio motivaba al panameño humilde a buscar y obtener objetos y artículos simples de hierro para su venta, ahora incluso los ha llevado a internarse en los antiguos polígonos de tiro, que utilizaba el ejército norteamericano, para sustraer bombas y artefactos explosivos y hasta químicos sin detonar, poniendo en peligro sus vidas y la de otras personas.
El subadministrador de la ARI, Olmedo Alfaro, denunció ayer la incursión clandestina de sujetos desconocidos en los campos de ti ro de Emperador y Balboa Norte, cercanos al puente Centenario, para sustraer los artefactos y bombas sin detonar que se hallan en estas áreas restringidas y de sumo peligro por el alto grado de contaminación.
Alfaro en compañía de expertos explosivistas de la ARI y un grupo de periodistas, visitaron ayer el área selvática descrita y en donde se pudo comprobar las trochas para el ingreso de personas a los campos de tiro, así como una gran cantidad de excavaciones para extraer las bombas y proyectiles sin detonar que encuentran en un perímetro extenso.
Las remociones y excavaciones de tierras en el área revelan la sustracción de materiales presumiblemente con sustancias químicas y proyectiles de 120 milímetros y hasta bombas de 100 libras.