Para animar una buena peonada, junta de embarra o cualquiera de los trabajos comunitarios que desarrollan nuestra gente de la campiña, la chicha es un elemento imprescindible. Es el “combustible” que pone a hervir la sangre y le imprime dinámica y alegría a la dura faena.
Por cierto, la chicha fuerte es una de las costumbres más ancestrales de los países latinoamericanos.
Una práctica que tenían muy arraigada los pueblos aborígenes. Y así ha quedado hasta nuestros días. Una botella de aguardiente puede casi tener la misma función de la chicha fuerte, pero no tiene la misma sazón ni el mismo gusto de una de nuestras tradiciones más antiguas.
Muchos quizás, habrán oído hablar de la chicha fuerte, pero pocos conocen el procedimiento para prepararla.
PREPARACION
El ingrediente principal es el maíz. Los granos se humedecen y se ponen a germinar. Cuando se llega a esta fase se muele. Luego de esto se vierte la masa en el recipiente donde se va a cocer, por lo general una paila grande, y se le mezcla con agua.
El secreto de una buena chicha está en la cocción. Hay que hacerlo por varias horas, hasta que quede bien “coloraíta”.
La mezcla debe ser revuelta continuamente con un mecedor, especie de espátula de madera, esto para evitar que se queme o ahume, porque así sabe mal. Se le agrega raspadura para que coja el temple necesario. Entre más dulcita quede, mejor.
Después del cocinado necesario, la chicha está lista para ser consumida. A esta preparación se le denomina chicha de maíz nacido. Es muy reconfortante tomarla fresca. Para ello hay que aguarla, pues luego de cocida queda muy espesa.
FERMENTACION
A la chicha aguada se le pone a fermentar para lograr la chicha fuerte. Esto se hace tanto en una tula de calabazo, una tinaja, garrafón de transportar leche o cualquiera vasija que sirva para el menester, todo depende de la cantidad a preparar.
La preparación se deja en fermento por varios días.
Se le va añadiendo raspadura o azúcar. Al término se consigue una espumeante y embriagante bebida, lista para distribuir entre los sedientos trabajadores.