El Papa Juan Pablo II encabezó en Roma la ceremonia del Vía Crucis, una de los rituales más importantes de la Pascua católica, el evento se desarrolló en medio de un operativo de seguridad sin precedentes, a raíz de advertencias sobre un posible atentado.
"Que el misterio del camino de la cruz del hijo de Dios, sea una fuente inagotable de esperanza para todos", dijo Juan Pablo II, ante miles de personas, que siguieron el evento en un día lluvioso y frío.
"Él nos acompaña en nuestras vidas y nos conforta y fortalece cuando llega nuestra hora", agregó. El Papa, de 83 años, cumplió con todas las tradiciones del Vía Crucis, aunque -dado su delicado estado de salud-, fue ayudado por varias personas para portar la cruz, a través de las distintas estaciones. Una joven española fue una de las personas seleccionadas para portar la cruz, a modo de homenaje a las 191 personas que perdieron la vida en el atentado del 11 de marzo, en Madrid. El pontífice también escuchó -como es habitual en la celebración del Viernes Santo- confesiones de creyentes de diversos países, como Polonia, Estados Unidos, España y Eslovaquia.
Miles de fieles siguieron el ritual del Vía Crucis, en el Coliseo de Roma.