Este gobierno tiene una partida de funcionarios malos, flojos o simplemente incapaces. Sólo así se explica que no pudieron aprovechar la mayor parte del presupuesto de inversiones del año pasado.
Esta información se merece un gran despliegue en los medios de comunicación. Pero realmente no fue así y los datos, incluso, quedaron en rincones de páginas económicas.
Mientras tanto, la Mandataria se llena la boca diciendo que en cuatro años su administración gastó cinco mil millones de balboas en obras sociales.
Con razón muchos dijeron que la Doña vivía en el "país de las maravillas". Alegan que esa enorme cantidad no se ve en el desarrollo de los sectores pobres.
Ahora sale el dato de la mismita Contraloría General, que no tiene por qué cambiar las cifras.
Es lamentable que teniendo la plata en el presupuesto, instituciones como el Ministerio de Salud sólo haya podido gastar el 38 por ciento.
¿Cuántos panameños no habrían mejorado su salud si este ministerio pudiese gastar toda la plata que le dieron para funcionar bien?
Cosa parecida ocurre con el flamante ministerio de Obras Públicas, responsable de tapar el "tarrantantán" de huecos y rajaduras que tienen las calles panameñas.
Funcionarios incapaces de allí solamente se gastaron el 46.7 por ciento del presupuesto del año pasado. Ni siquiera llegaron a la mitad de los millones que tenían para arreglar calles y carreteras.
Lamentablemente el Ministerio de Vivienda tampoco pudo con la múcura. Sólo se gastó el 33 por ciento de su presupuesto. ¡Imagínense! La tercera parte del dinero que tenían para hacer viviendas a los pobres, que tanto las necesitan.
Realmente se impone una investigación para deslindar responsabilidades. Es absurdo que teniendo la plata los ministerios de este flamante gobierno no la puedan o la sepan utilizar.
Y no me vengan con el cuento de velorio de la burocracia, el papeleo, porque esto se puede controlar.
Para mí deben haber otras razones de peso. Sería algo simple pensar que los ministerios están llenos de funcionarios incapaces de hacer bien su trabajo.
Pensando mal, hasta podría creer que todo es parte de una demagogia bien meditada. Se infla el presupuesto para decir que se destina mucha plata.
Luego no se usa dinero que tal vez ni existía y era puro cuentos de verano para engañar al pueblo.
