EDITORIAL
Lentitud en la justicia
Mañana la Asamblea Legislativa debe definir el proceso que se le abrió hace 40 meses al magistrado de la Corte Suprema de Justicia, José Manuel Faúndes. Independientemente de la inocencia o culpabilidad de los cargos que se le imputan a dicho servidor, es vergonzoso que la decisión sobre este caso se haya dilatado tanto. Una de las características de una adecuada justicia es que sea expedita, pero en éste, al igual que en la mayoría de los casos que radican en los tribunales del país, existe una excesiva mora judicial. Faúndes fue denunciado por la Procuraduría de la Nación, por presuntamente intervenir a favor de la liberación de algunos procesados por delitos de narcotráfico. Este a lo largo de las sesiones judiciales alegó su inocencia y sostuvo que algunas de sus gestiones fueron de carácter "humanitario". El juicio en el pleno de la Asamblea Legislativa se inició en agosto de 1996, pero cuando ya estaba en estado de votación fue suspendido en virtud de una advertencia de inconstitucionalidad interpuesta por el legislador y fiscal de la causa Roberto Abrego, quien objetaba que para condenar a Faúndes se requirieran las dos terceras partes de los integrantes de la Cámara, tal como establece el artículo 2494 del Código Judicial. El caso pasó a la Corte Suprema, donde los antiguos compañeros de Faúndes, le dieron largas al asunto, primero declarándose impedidos para conocer el proceso y luego los suplentes, algunos de los cuales no habían sido nombrados, se hicieron cargo y al cabo de casi dos años, denegaron los argumentos de Abrego. Mañana una Asamblea, cuya mayoría no conoce a profundidad el proceso, tendrá que decidir si condena o absuelve al magistrado. Todo parece indicar que no se tienen los 47 votos para condenar a Faúndes. El magistrado deberá retornar a su puesto y además podrá reclamar casi 400 mil balboas en salarios caídos, suma que el Estado deberá sufragar con los impuestos de todos los panameños. Si la justicia fuera expedita ese tipo de gastos adicionales no tendrían razón de ser, pero así son las cosas en Panamá, todo se hace con lentitud y luego pagamos las consecuencias económicas, como si en el país viviera en una bonanza y no estuviese inmerso en una profunda crisis económica.
PUNTO CRITICO |
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