La comunidad cristiana se aboca a un periodo de recogimiento espiritual al conmemorar la Semana Mayor. El calendario cristiano marca la fecha sublime de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, culminación del calvario, acto que sigue estremeciendo la conciencia de la humanidad después de más de dos mil años.
Este año, el gobierno ha concedido asueto el Jueves Santo, lo que permite un largo fin de semana y en ese marco, muchos panameños aprovechan el espacio de días libres para participar del éxodo hacia el interior de la República. Algunos para compartir con familiares los actos religiosos llenos de vistosidad en algunos pueblos de la campiña, y otros por el puro placer de alejarse del bullicio de la ciudad e interactuar con la naturaleza.
La Semana Mayor queda este 2004 inmerso en medio de una campaña electoral. El pueblo católico espera que los candidatos hagan un alto en sus acciones propagandísticas y respeten el sentimiento de religiosidad de un pueblo.
Hay que recordar que estamos en el momento oportuno para traer a la conciencia humana los episodios que recogen los Evangelios señalando el camino que ha de seguir el hombre para vivir en un mundo de paz.
Es oportuno preguntarse si el sacrificio que dio el Hijo del Hombre para la salvación de los pecadores, está recogiendo los frutos previstos y en qué medida está cada ciudadano aportando para la cosecha.
Hoy la tragedia del Gólgota cobra nueva dimensión al destacar los graves acontecimientos que sacuden actualmente sobre el mundo y que son desatados por un brutal materialismo.
Que estos días de asueto nos sirvan no sólo para despejar la mente del diario estrés, sino también para darnos un baño de conciencia y hacer nuevos planteamientos de orden espiritual. De esta manera retornaremos con un espíritu lleno y una con una fe fortalecida.