Julissa Ortega fue sometida ayer al detector de mentiras (el polígrafo) para determinar la veracidad de las tantas afirmaciones que ha ofrecido a las autoridades, en torno a la desaparición de la niña Mónica Serrano y el resultado sorprendió a los investigadores.Julissa, según los resultados, no sólo miente cuando asegura que no sabe dónde está la niña, sino cuando asegura desconocer qué hicieron con ella.
Según explicó el delegado de la Fiscalía Auxiliar, Roniel Ortíz, la diligencia se sustentó en preguntas concretas, todas sacadas de un exhaustivo estudio del expediente, en el que constan todas las versiones de la confesa responsable de la desaparición de la niña Mónica Serrano.
Ortíz indicó que la sospechosa es totalmente imputable tras rechazar las versiones que aseguran que una persona declarada psicópata perversa puede fácilmente engañar al polígrafo, porque no tiene remordimientos y ni tampoco siente amor o respeto por nadie.
La sospechosa ha ofrecido versiones complejas y atroces sobre el destino de la niña y otras sencillas y creíbles que los investigadores han llegado a un nivel en el que ya no saben qué creer.
Entre las versiones, la detenida ha dicho que la niña está viva, que la asesinaron y luego la lanzaron al Río Caimito, que la descuartizaron, que la enterraron en un cementerio donde hay otros tres niños sepultados, que la vendieron a unos colombianos, que utilizaron sus órganos, pero lo único que no ha querido revelar pese a la presión a la que está sometida, es la ubicación de la menor. ¿Por qué razón?, sólo ella sabe, aunque en reiteradas ocasiones ha señalado que Jorge Ticiano Jaén, el parapléjico, el hombre a quien acusa de haber tenido en su poder a la niña, la está amenazando de muerte.
Ortíz dijo que la Fiscalía también estudia la posibilidad de someter al mismo examen a Jaén. Jaén, según fuentes investigativas, reconoció en una reciente declaración jurada que había visto a la menor, situación que desde el inicio de las investigaciones había negado. |