Uno de los regalos que nos trae la edad es poder ver las cosas desde otro punto de vista.
Con la edad, somos más generosos y compasivos, más tolerantes, lo cual nos ayuda a estar en paz con nosotros mismos.
El envejecimiento es un proceso natural de la vida que a veces se niega y se resiente. Para reconocer que estamos envejeciendo, hace falta mucho valor. Al entrar en negación se comienza a actuar en disonancia con lo que somos y lo que pretendemos ser. Tenemos una edad física y otra edad mental. Físicamente, el cuerpo se va deteriorando, pero mentalmente estamos renuentes a envejecer.
Es un deseo natural querer mantenerse joven, pero es gratificante poder llegar a la tercera edad.