EDITORIAL
La situación de las bibliotecas
en el país
Poco o nada se conoce sobre
la real situación de las bibliotecas en el país. La Biblioteca
Simón Bolívar de la Universidad de Panamá y la supuesta
Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero siguen teniendo limitaciones,
a juzgar por el exiguo presupuesto con que deben atender sus necesidades.
Todavía sigue cuestionado el Departamento de Hemeroteca que contiene
la historia de este país, sin embargo, no se realizan esfuerzos para
mejorar las colecciones de periódicos, revistas y otras publicaciones
de interés general. Hace algún tiempo, se corrió el
rumor de que la Biblioteca Nacional estaba en proceso de privatización,
pero ni el Ministerio de Educación, ni las autoridades pertinentes
aclararon debidamente esta situación.
Siempre se ha dicho que el panameño lee poco, aunque esta es una
verdad a medias. Lo que es realmente preocupante es que el gobierno nacional
no haya implementado una política incisiva a favor de las bibliotecas.
Incluso, la semana del libro ha perdido vigencia porque los encargados de
la misma no le prestan el entusiasmo y el dinamismo que requiere. Antaño,
se celebraban en las plazas públicas baratillos de libros, se exaltaban
los autores nacionales y se promovían reinados de libros. En la actualidad,
hay una especie de indolencia por celebrar dignamente la Semana del Libro
y hasta los torneos literarios nacionales.
Volviendo con el tema de las bibliotecas se debe dar un paso definitivo
para que las mismas se fortalezcan y modernicen, aunque ya hay avances con
el uso de computadoras y una buena distribución de los departamentos
y secciones. También se debe proponer el hábito de la lectura
en los diferentes planteles educativos primarios y secundarios. Las autoridades
tienen que preservar la seguridad de los documentos que contienen las bibliotecas
e impedir el deterioro de los libros, evitando el hurto de periódicos
y otras publicaciones. Así mismo, urge la protección de los
derechos de autor, ya que con la moderna tecnología los docentes
recomiendan a los estudiantes el uso de fotocopiadoras en libros de texto,
perjudicando a los autores panameños y extranjeros.
Cuando las personas soliciten fotocopias de periódicos y revistas
en la Biblioteca Nacional se deberá suministrar copias de estos documentos
a un precio módico, evitando entregar el original de esa publicación.
Esa es una forma que le permitiría ingresos a la institución.
Lamentablemente, la práctica de hurtar documentos no se ha erradicado
en nuestro medio y ciudadanos irresponsables incurren en ella.
Las bibliotecas escolares también se han descuidado en nuestro
medio. Y aquella ley que obliga a suministrar dos copias de los impresos
de las diferentes empresas impresoras en el país tampoco se cumple.
Así vemos que hay un gran déficit de documentos públicos
y privados por la indiferencia de los encargados de cumplir con estas obligaciones.
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AYER GRAFICO |
Bárbara Palacios, Miss Universo, de Venezuela, fue ultrajada en el
carnaval acuático |
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