La tarde de ayer familiares y amigos despidieron en el templo católico Sagrado Corazón de Jesús de Ancón a Ameth Enriquez Vargas, quien perdió la vida de tres disparos la noche del jueves en El Chorrillo.
La iglesia estaba repleta, mientras que sujetos vestidos de negro y con apariencia de pandilleros, esperaban a fuera, mientras en el interior se le rendía honor al joven asesinado.
Su tío de apellido Montepeque dijo a Crítica que él no era pandillero, aunque si reconoció que sí se relacionaba con ellos.
Aclaró que la muerte de su sobrino no está vinculada a ningún "tumbe" de drogas como se publicara erróneamente en este diario y que su apodo no era "Gringo Pobre".
Al final de la homilía, Ameth fue descrito como un joven inquieto y tímido a la vez. Creció en San Felipe. Dejó a un hermano, a sus padres y a su "abue" como le decía a su abuela, señaló una de sus familiares.
Sus amigos con vestimentas de color negra lo lloraban cuando se acercaban a su feretro para presenciar a un Ameth inerte, de cabellos lacios peinado hacia adelante en el sueño eterno.