Preocupación, enojo y hasta frustración significa para muchos jubilados la llegada del día de pago. La razón, pues se han endeudado a tal punto que sólo devengan el 25% de su precario cheque de pensión.
Precisamente esa es la razón por la cual los jubilados son los clientes predilectos a la hora de ofrecer crédito o préstamos, ya que por ley se les puede descontar hasta un 75% de su jubilación y al tener un ingreso fijo hasta que dejen este mundo, son el "cliente ideal" para estas entidades.
La polémica ley es la número 37 del 10 de julio del 2001. Mientras que al trabajador común y corriente sólo se le acepta un 20% de endeudamiento, esta ley permite a los jubilados adquirir un irracional 75% de endeudamiento, y aunque usted no lo crea, una plural cantidad de jubilados ya están en esa desesperante situación.
Para el banquero Edgardo Lasso Valdés, lo que ocurre es que el jubilado muchas veces no está al tanto de las responsabilidades que está adquiriendo y a veces por presiones de hijos, nietos y demás familiares quedan endeudados hasta "la zapatilla" y no pueden subsistir de forma digna.
Incluso existen casos de viejitos que deben vivir con un ingreso de 8 balboas quincenales debido al fuerte endeudamiento que llegan a tener.
Según Lasso Valdés, hace falta más amplitud por parte de las instituciones, ya sea mueblerías, financieras o bancos de explicar al jubilado cuando van a solicitar un préstamo las consecuencias de éste. Cuánto se le van a descontar, y preguntarle si puede vivir con eso realmente.
"Estoy seguro que si se les hace esa pregunta muchos pensarían antes de firmar algún documento de préstamo...", analizó el banquero.
Igualmente, criticó a los familiares de estos abuelos que muchas veces los presionan a obtener préstamos y a la hora de la hora, nadie los ayuda con el peso de la deuda. Muchas veces firman pensando que algún familiar es el que va a pagar el préstamo y se llevan chascos con sus familiares que no les pagan nada y ellos quedan con la deuda.... Hay una falta de consideración familiar, sentenció.
Señor jubilado, hágase estas preguntas antes de adquirir un préstamo o comprar algo a crédito.
¿Cuál es la finalidad del préstamo o el artículo solicitado?
¿Es necesario?
¿Estoy en condiciones de endeudarme a mi edad, con lo que ganó?
¿Cuánto me va a quedar de mi quincena con el descuento?
¿Vale la pena arriesgarme en ese préstamo?