Es increíble, pero hay gente que es así. Apenas abre la boca, lo único que sabe decir es: “/%&$”#?=))=)(/&”. Por razones obvias, no podemos describir esto, pero el mensaje es que andan con la P y CH en su lengua.
Si estas personas conocieran el daño que se hacen por su manera de hablar y lo horrible que se escucha, tal vez cambiaran su estilo para hacerlo más formal.
Lo peor de toda la vulgaridad existente es que se da en todos los niveles, llámese políticos, profesionales y universitarios, siendo con mucha frecuencia los jefes de diferentes compañías.
La Biblia es el libro de la verdad. Allí usted encontrará, si quiere cambiar su vocabulario, lo que nos dice Dios de nuestra lengua. Se maravillará de la gloria y la enseñanza que él nos dejó. Solo tenemos que aplicar esta ley divina.
Se dice que el panameño es mal hablado. Quizás nos estén estereotipando injustamente, no obstante y es positivo que de lo malo podremos sacar provecho y reconocer que no damos el mejor ejemplo.
Los niños repiten todo lo que los padres dicen. Es así como nace la vulgaridad. Va creciendo con uno desde niño. Viendo este esquema, pareciera fácil erradicarlo de raíz, siendo primero hijos de Dios y después siendo buenos padres.
Recuerde que gran parte de la educación que reciben los niños viene de los padres, desde el mismo núcleo familiar.
Tomemos las precauciones para no sorprendernos después con que nuestros hijos mencionen un palabrón en casa en presencia de cualquier adulto.
Ahora es el momento. Hablemos sabiduría. |