En el ámbito de las relaciones diplomáticas, siempre se ha dicho sobre la premisa de que la Política Exterior de un Estado deben defender los intereses de su población, a la cual el Gobierno de turno que administra esa nación se debe.
Los acuerdos comerciales son una punta de lanza para entablar pactos diplomáticos, incluso hasta definen una excelente relación entre los pueblos. Otras veces, empero, una mala política diplomática puede conllevar al desastre, perdiendo aliados y amistades, por la mezquina ambición de obtener más dinero.
Hace poco, se supo de la existencia de una misión secreta de diplomáticos panameños que se reunió en Madrid, España, para entablar negociaciones con la República Popular de China (RPCH), en el objetivo de estudiar la posible ruptura de relaciones con Taiwán, exigencia que pide Pekín para incrementar su comercio con el Istmo.
En una reciente columna, el analista internacional Julio Yao indicó que la misión "secreta", que dirigió el ex canciller Jorge Ritter y a la cual se refirió el diario "China Times", exploraría las opciones de cortar con Formosa, a cambio de un negociado bananero.
Decía Yao que la Cancillería panameña, con autorización del presidente Martín Torrijos, trataría de vender a los dirigentes comunistas chinos un compromiso de largo plazo para que Pekín comprara más de 5 millones de cajas de banano istmeño, a cambio del rompimiento diplomático con Taipei.
Esta maniobra, para Panamá, resolvería de plano el grave problema que tiene el Gobierno del PRD con el gremio COSEMUPAR, la crisis con la transnacional CHIQUITA y el aumento del arancel bananero de la Unión Europea.
Con atino, Julio Yao descartaba la posibilidad de esta acción, pues China Popular tiene varios aliados estratégicos, a saber Filipinas e Indonesia, quienes le venden más de 15 millones de cajas de banano anuales (por supuesto, de baja calidad frente al panameño).
La gran pregunta es: Si vamos a romper con Taiwán, para pretender la venta de 15 millones de cajas de banano a Pekín. ¿Estaría Panamá lista para semejante compromiso? Ni siquiera nuestro país produce anualmente más de 8 millones de cajas, según algunos estudios económicos.
No especulemos y seamos realistas. Esa oferta ofrecida indirectamente por Pekín a Panamá del "affaire bananero" ya fue ofrecida a Costa Rica y Ecuador, según resaltan medios de prensa de esos países. Y no fue muy bien recibida. Al final, Quito tuvo que bajar la exportación de banano, porque China Popular prefería más su relación con Manila, antes que América Latina.
Ya tenemos acuerdos comerciales con Taiwán y Singapur: ¿Porqué no aprovechamos todo su potencial? Y, porqué romper con Formosa, si no estamos 100% seguros que Pekín obligará a sus 1, 200 millones de personas a comerse el plátano "patriota" y el guineo popular que se consume en nuestro país.
